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El rápido crecimiento de los centros de datos pone a prueba los objetivos de sostenibilidad de Microsoft.

Los objetivos de sostenibilidad de Microsoft se ven amenazados por su impulso hacia la inteligencia artificial y los servicios en la nube.

El reciente informe de sostenibilidad de Microsoft, publicado a finales de la semana pasada, pone de manifiesto los desafíos que enfrenta una empresa que busca reducir su huella de carbono en una economía que aún depende de fuentes intensivas en carbono. Desde 2020, las emisiones de carbono de la compañía han aumentado en un 23.4%, lo que se atribuye principalmente a la rápida expansión de sus centros de datos para respaldar sus operaciones en la nube y de inteligencia artificial. Aunque adquirir suficiente electricidad limpia se presenta como un obstáculo relativamente manejable, la dificultad reside en las instalaciones que están construidas con materiales y productos que intensifican la huella de carbono, como el acero, el concreto y los semiconductores.

Un portavoz de Microsoft señaló que "reflejamos los desafíos que el mundo debe superar para desarrollar y utilizar concreto, acero, combustibles y chips más ecológicos". Las emisiones de alcance 3, que engloban aquellas que están fuera del control directo de la empresa, como las relacionadas con materias primas, transporte y bienes y servicios adquiridos, representan más del 97% de la huella de carbono total de Microsoft para el año fiscal 2024, que es el periodo que cubre el informe de sostenibilidad de 2025. Dentro de este grupo, los bienes de capital y los productos adquiridos son los principales responsables, contribuyendo aproximadamente a tres cuartas partes de las emisiones totales de la empresa.

La construcción de centros de datos ha sido el principal impulsor del estancamiento en las emisiones de alcance 3 de Microsoft. El acero utilizado proviene de una cadena de suministro que depende de altos hornos alimentados por combustibles fósiles, mientras que el concreto necesario para las fundaciones genera dióxido de carbono tanto durante su producción como en el proceso mismo. A pesar de que varias startups están trabajando en la descarbonización del acero y del cemento, y Microsoft está invirtiendo en este ámbito, se anticipa que estos esfuerzos tardarán años en mostrar un impacto significativo.

Las emisiones de carbono también se generan a partir de los chips informáticos que se encuentran dentro de los centros de datos. La litografía de semiconductores usa químicos con un alto potencial de calentamiento global; por ejemplo, el hexafluoroetano, utilizado para grabar circuitos en los chips, es un potente gas de efecto invernadero. Además, la localización de los centros de datos juega un papel crucial, dado que no siempre se construyen cerca de fuentes de energía limpia abundante, lo que dificulta la búsqueda de electricidad cero carbón y obliga a Microsoft a depender de compras en otras regiones.

A pesar de que las emisiones de Microsoft para 2024 han disminuido ligeramente en comparación con 2023, lo que sugiere que la empresa está mejorando en la construcción de centros de datos con un menor impacto climático, todavía enfrenta un arduo camino para alcanzar su meta de 2030 de eliminar más contaminación por carbono de la que genera. Según sus propias proyecciones, Microsoft debe reducir sus emisiones en más de la mitad, al tiempo que incrementa significativamente sus esfuerzos de captura de carbono.

Sin embargo, hay indicios de que Microsoft está progresando en ambas áreas. Recientemente, ha sido uno de los principales inversores y compradores de energía solar, aumentando su cartera de electricidad cero carbón a 34 gigavatios de capacidad. Además, ha firmado acuerdos significativos que prometen eliminar millones de toneladas métricas de carbono. No obstante, la meta de 2030 se acerca rápidamente, y el impulso de la compañía hacia la inteligencia artificial y la nube puede ser rentable, pero también complica el cumplimiento de sus objetivos de sostenibilidad.