Cover Image for 60 alcaldes italianos buscan ser la inesperada solución para los coches autónomos en Europa.

60 alcaldes italianos buscan ser la inesperada solución para los coches autónomos en Europa.

Un grupo de funcionarios locales en Italia busca transformar sus ciudades en espacios de prueba para los vehículos del futuro, con el objetivo de alcanzar el nivel de Estados Unidos y China.

El futuro de los automóviles autónomos en Italia parece que requiere no solo avances tecnológicos, sino también un respaldo político significativo. Más de 60 alcaldes italianos han decidido involucrarse en esta causa. En un evento celebrado el 14 de julio en el MEET Digital Culture Center de Milán, Pierfrancesco Maran, eurodiputado del Partido Democrático Italiano, lanzó la iniciativa "Autonomous Driving: Italy in the Front Row", apoyada por administradores de diversas regiones del país.

Entre los firmantes de esta propuesta se encuentran el alcalde de Milán, Beppe Sala, y el alcalde de Turín, Stefano Lo Russo, junto con muchos otros alcaldes de ciudades medianas y pequeñas. El objetivo es convertir a Italia en el líder europeo en vehículos autónomos, transformando los territorios municipales en laboratorios al aire libre para probar las tecnologías automotrices del futuro próximo.

La iniciativa surge de la necesidad de que Europa cierre la brecha con Estados Unidos y China en este ámbito. Mientras Waymo realiza más de 250,000 viajes pagados a la semana en cuatro ciudades estadounidenses y China ha establecido 20 ciudades piloto con más de 74 millones de millas de pruebas acumuladas, Europa se encuentra limitada a unos 400 micro-proyectos muy fragmentados, de los cuales menos de la mitad son a nivel nacional.

El desfase no solo es geográfico. En Estados Unidos y China, individuos y empresas invierten miles de millones, mientras que en Europa los fondos públicos están dispersos en iniciativas pequeñas. Además, la fragmentación regulatoria en Europa, con 27 marcos nacionales distintos, dificulta el aprovechamiento de la ventaja de ser un mercado continental único.

Los alcaldes italianos ven la conducción autónoma como una solución práctica para problemas urbanos cotidianos, como la logística de última milla y la reducción del tráfico y la contaminación en los centros urbanos. También es prioritario para muchos de ellos extender el derecho a la movilidad para ancianos, personas con discapacidad y niños, y usar estos vehículos para mejorar la conectividad en áreas suburbanas con escaso transporte público.

Sin embargo, el camino hacia la implementación resulta más complicado de lo que se pensaba inicialmente, enfrentando desafíos más allá de los aspectos técnicos. Por ejemplo, el entusiasmo colectivo de los alcaldes se topa con un marco regulatorio inadecuado. El nuevo código de circulación aprobado en diciembre de 2024, que introduce nuevas normas para scooters eléctricos y establece tolerancia cero ante el alcohol y las drogas al volante, no ha logrado actualizar a Italia a los tiempos modernos, según Maran.

Las compañías de seguros todavía no cubren vehículos autónomos para el servicio público en Italia, mientras que los procedimientos de aprobación europeos limitan severamente la cantidad de vehículos que un fabricante puede comercializar. La burocracia complica cualquier tipo de experimentación; incluso la prueba de un simple robot de entrega parece requerir un esfuerzo titánico, según la concejala de movilidad de Milán, Arianna Censi.

Las discusiones en el evento de Milán revelaron diversas visiones sobre el futuro de la conducción autónoma en Europa. Giorgio Gori, otro eurodiputado del Partido Democrático Italiano, advirtió que Europa podría repetir los mismos errores cometidos en áreas como la computación en la nube y la inteligencia artificial, donde el continente ha quedado rezagado por la fragmentación regulatoria y la falta de grandes actores corporativos. Gori sugirió que quizás Europa debería enfocarse en aplicar tecnologías desarrolladas en otros lugares en lugar de intentar liderar en la competencia global.

Por otro lado, Benedetta Scuderi, miembro del Parlamento Europeo por el partido ambientalista Europa Verde, enfatizó la necesidad de encontrar espacios para que Europa sobresalga, identificando nichos estratégicos que se alineen con los objetivos de sostenibilidad del continente. Subrayó que es esencial pensar tanto en la investigación como en la producción para crear un valor añadido a través de la conducción autónoma en Europa e Italia.

El anuncio de los alcaldes italianos representa una inversión en el futuro de la movilidad europea, que debe considerar las complejas realidades geopolíticas. La urgencia del tiempo es crucial; cada mes de retraso ensancha la brecha con competidores que están invirtiendo miles de millones. Europa debe decidir si enfocarse en la autosuficiencia tecnológica o en la integración inteligente de soluciones desarrolladas en otras partes del mundo.

El éxito dependerá de traducir el debate político en acciones concretas que involucren inversión pública y privada, simplificación de regulaciones y la convicción de los ciudadanos sobre las oportunidades que ofrece la conducción autónoma. La iniciativa de los 60 alcaldes italianos muestra que esta tecnología cuenta con un respaldo político, pero es importante señalar que Italia tiene cerca de 8,000 municipios. Maran concluye que se necesita un salto cuántico que solo una estrategia europea coordinada puede garantizar, afirmando que esta no es una tecnología que llegará mañana, sino una revolución ya en marcha que Europa no puede permitirle pasar de forma pasiva.