
Las impresoras 3D reciben un aluvión de planos de armas, y la policía solicita que se bloqueen automáticamente.
La cara oculta de la impresión 3D se revela, pero la inteligencia artificial, las fuerzas del orden y las herramientas forenses están contrarrestando esta problemática.
La proliferación de plantillas para la impresión de armas en 3D está generando una creciente preocupación entre las fuerzas del orden y los legisladores, a medida que se enfrentan a las consecuencias no deseadas de la fabricación digital accesible. Thingiverse, una plataforma reconocida como el mayor repositorio de archivos para impresoras 3D, se ha convertido en un punto clave en los esfuerzos por frenar la difusión de armas fantasmas.
Después de que la Policía de Nueva York realizara una investigación, se encontraron cientos de archivos relacionados con armas que se pueden descargar desde Thingiverse. Una vez que estos archivos son descargados, cualquier persona con una impresora 3D puede utilizarlos para fabricar partes funcionales de armas de fuego.
Como respuesta a esta urgencia, Thingiverse ha implementado herramientas automatizadas destinadas a detectar y bloquear la carga de archivos de armas antes de que sean publicados en el sitio. La gestión de contenido perjudicial o ilegal presenta grandes desafíos, especialmente en comunidades de impresión 3D donde el control es limitado.
Además de las modificaciones en la plataforma, los funcionarios están dirigiendo su atención hacia los fabricantes de hardware. El fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, ha solicitado a empresas como Bambu Lab que desarrollen sistemas de inteligencia artificial capaces de escanear archivos CAD antes de ser impresos. La intención es entrenar modelos que puedan identificar planos de armas y detenerlos en la misma impresora.
Las agencias de seguridad están buscando establecer barreras que dificulten la creación de armas de fuego inidentificables. Asimismo, los investigadores están estudiando los marcas microscopicas dejadas en los objetos impresos que son creadas por las configuraciones únicas de cada impresora, como la forma de la boquilla y la trayectoria del filamento. Aunque estas marcas no señalan a una impresora en particular, pueden ayudar a restringir el origen del arma.
Elementos como el tamaño del extrusor, la temperatura de impresión y la superficie de la cama influyen en estas marcas, lo que complica aún más el rastreo. A pesar de esto, este tipo de trabajo forense demuestra que las armas impresas no son tan anónimas como muchos suponían. Tanto si se fabrican en una impresora de alta gama como en una unidad de escritorio económica, los objetos impresos pueden contener pistas que los vinculen a máquinas específicas.
Con la facilidad para fabricar armas fantasmas creciendo, la lucha entre el acceso a estas tecnologías y el control sobre ellas está en marcha, y su desenlace sigue siendo incierto.