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El fotógrafo que emplea inteligencia artificial para reconstruir historias perdidas por la censura

Menlibayeva afirma que la inteligencia artificial es un "espejo roto" que refleja a las personas que la crearon.

Las pantallas de video emiten una suave luz desde el suelo, mostrando imágenes de lagos salinos, aldeas de estepa y sitios de pruebas nucleares en deterioro. Suspendido sobre estas pantallas, se encuentra un gran tapiz de textil tejido a mano, elaborado por artesanos de Kazajistán. Este tapiz representa 12 lugares significativos en Kazajistán y la región circundante, cada uno vinculado a uno de los videos parpadeantes que se proyectan abajo. Esta obra, titulada Posthuman Matter: The Map of Nomadizing Reimaginings #3, es la más reciente instalación a gran escala de la fotógrafa y artista multimedia Almagul Menlibayeva.

Recientemente presentada en la Bienal de Arte Digital e Inmersivo VRHAM! en Hamburgo, Alemania, esta instalación forma parte de la serie en curso de Menlibayeva sobre "textiles cibernéticos", que combina de manera sorprendente el arte manual y la tecnología digital. El proyecto ofrece una nueva perspectiva cartográfica sobre Asia Central, donde cada video en la instalación infunde a las ubicaciones con historias y tradiciones olvidadas, proponiendo un futuro alternativo para ellas. Aunque los tapices son creados manualmente, los videos son un híbrido de grabaciones reales y replicadas, que combinan imágenes documentales obtenidas por Menlibayeva con elementos aumentados por inteligencia artificial, integrando rituales feministas, tradiciones narrativas nómadas y ecos de lenguas en peligro.

La utilización de la inteligencia artificial por parte de Menlibayeva no surge de una fascinación febril con la innovación tecnológica. Más bien, refleja una búsqueda más profunda relacionada con la historia, la pérdida y los sistemas que determinan cómo se recuerdan o se borran las historias. Para la artista, la inteligencia artificial no es una herramienta neutral, sino un terreno de poder, ideología y potencial transformación. Ella menciona que su interés en este ámbito está ligado a la traumática historia de los nómadas kazajos, recordando cómo la colectivización durante la era soviética desmanteló el modo de vida de sus ancestros bajo la apariencia de progreso tecnológico.

Originaria de Kazajistán y con formación en el sistema artístico soviético, la influencia del arte textil popular y el futurismo ruso es evidente en las complejas obras de Menlibayeva. Su práctica inicial se centró en la fotografía y las instalaciones de video multicanal, pero desde 2022 ha comenzado a integrar la inteligencia artificial, marcando una evolución crucial en su trabajo sobre la borradura histórica, la supervivencia cultural y el trauma ecológico. A través de estos medios, critica los efectos duraderos del dominio soviético en Asia Central, como la degradación ecológica y la eliminación cultural, mientras revive historias indígenas y nómadas que han sido marginadas por el imperio.

AI Realism: Qantar 2022 fue el primer proyecto de Menlibayeva que incorporó inteligencia artificial. Se trata de un ejemplo visceral de cómo utiliza esta tecnología para construir contranarrativas. La obra fue creada en respuesta a las protestas de enero de 2022 en Kazajistán, que fueron violentamente reprimidas y censuradas. A raíz de un bloqueo casi total de internet impuesto por el gobierno, Menlibayeva comenzó a recopilar historias relacionadas con las protestas a través de amigos y redes sociales, extrayendo frases clave en kazajo y ruso, así como mensajes de voz. Estos fragmentos de discursos reales se convirtieron en el material bruto para su obra.

Al trabajar con modelos de texto a imagen y de voz a imagen a través de Google Colab, Menlibayeva creó una serie de imágenes generadas por IA. El resultado es una obra de video de 24 minutos junto con una serie de inquietantes imágenes fijas que confrontan la eliminación de los eventos de la memoria colectiva. A través de este trabajo, Menlibayeva logra abordar el silencio y las distorsiones impuestas tanto por la violencia estatal como por las plataformas digitales.

El proceso de Menlibayeva a menudo comienza de forma análoga, utilizando sus propias fotografías o imágenes fijas de video, e incluso motivos bordados heredados de generaciones pasadas. Estos materiales son transformados mediante herramientas como Stable Diffusion y Midjourney. Si bien algunas voces celebran el potencial democratizador de la IA, la artista es cautelosa, advirtiendo que los sistemas de IA suelen estar controlados por grandes corporaciones, lo que influye en el acceso y el poder.

Menlibayeva no se plantea que la inteligencia artificial cree algo genuinamente nuevo, sino que lo que produce es un reflejo de lo que los datos permiten. Al insertar sus propias imágenes, mitos y archivos, busca abrir un diálogo entre los sistemas algorítmicos y la historia humana. Para ella, "humanizar la IA" no significa enseñar a las máquinas a imitar la empatía, sino integrar historias humanas, recuerdos y resistencia en su lógica. A través de su arte, la IA se convierte en una vía para recuperar lo que los archivos estatales y los medios dominantes se niegan a preservar.