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La próxima generación de CPUs de escritorio se centra en más núcleos, ¡y estoy ansioso por ello!

Los próximos procesadores de Intel y AMD podrían dar inicio a una nueva fase en la competencia por los núcleos.

A lo largo de los años, el número de núcleos en los procesadores ha sido un tema recurrente que despierta el interés de los entusiastas de la informática. La evolución de los procesadores de escritorio ha estado marcada por incrementos en la cantidad de núcleos y hilos, aunque inicialmente estos avances fueron modestos, comenzando con cuatro núcleos, seguidos de seis, hasta llegar a ocho en generaciones recientes. Sin embargo, las próximas generaciones de CPUs de Intel y AMD prometen cambios significativos. En lugar de mejoras graduales, podríamos estar ante un aumento notable en la cantidad de núcleos que podría redefinir las capacidades de los procesadores de escritorio.

Con la llegada de la plataforma Nova Lake-S de Intel, la empresa busca llevar el concepto de CPU a otro nivel. Según datos filtrados, se anticipan configuraciones que podrían incluir hasta 52 núcleos, manteniendo el diseño híbrido iniciado con Alder Lake. Esta cifra representa un aumento impresionante en comparación al modelo actual más avanzado de Intel, el Core Ultra 9 285K, que alcanza un máximo de 24 núcleos. Los detalles indican que estos nuevos procesadores podrían integrar 16 núcleos de alto rendimiento (P-cores), 32 núcleos de eficiencia (E-cores) y cuatro núcleos eficientes de bajo consumo (LPe-cores). Este diseño audaz podría también traer consigo un consumo de energía de 150W, evidenciando la seriedad que Intel confiere a estos chips.

Para soportar esta nueva arquitectura, Intel estaría desarrollando un nuevo socket LGA 1954, además de capacidades ampliadas para la memoria y PCIe. Las mejoras no son solo incrementos menores, sino que representan un cambio completo en la arquitectura y el diseño de la plataforma. Lo fascinante de la serie Nova Lake no es solo la gran cantidad de núcleos, sino el enfoque que Intel parece estar tomando con el cache y el diseño híbrido. Las filtraciones iniciales sugieren la inclusión de un “gran caché de nivel último”, con la intención de competir con la ventaja de 3D V-Cache de AMD. El rendimiento del caché es crucial, ya que determina la rapidez con que los núcleos pueden acceder a los datos necesarios, y en el caso de contar con 52 núcleos, la comunicación eficiente es tan importante como la potencia bruta.

Por su parte, AMD no se queda atrás con su arquitectura Zen 6. Los primeros modelos de ingeniería están circulando y apuntan a un diseño del Core Complex Die (CCD) actualizado. En lugar de los ocho núcleos por CCD que hemos visto anteriormente, Zen 6 podría aumentar a doce núcleos clásicos por CCD, o hasta dieciséis en la variante densa, Zen 6C. Con esto, futuros chips Ryzen podrían albergar 24 núcleos y 48 hilos utilizando solo dos CCDs, un avance formidable en el mercado de escritorio. También se rumorea un nuevo sistema de controladores de memoria integrados duales que, si bien Zen 6 mantendrá el socket AM5 y la memoria DDR5 a doble canal, podría contribuir a reducir la latencia o aumentar el ancho de banda.

La importancia de aumentar el número de núcleos radica en su impacto potencial. Aunque muchos jugadores aún obtienen un rendimiento adecuado con seis u ocho núcleos, no todas las aplicaciones están diseñadas para aprovechar una cantidad elevada de hilos de trabajo. Sin embargo, para creadores de contenido, streamers y profesionales involucrados en edición de video, renderizado 3D o compilación de código, los beneficios son evidentes. Además, los videojuegos modernos están cada vez más diseñados para distribuir eficientemente las cargas de trabajo a través de múltiples hilos, teniendo en cuenta tareas en segundo plano como el streaming y el chat de voz.

Por último, el futuro también plantea la urgencia de la longevidad en los sistemas. Adquirir un CPU con espacio para crecimiento a largo plazo asegura que el sistema se mantenga relevante ante futuros programas y sistemas operativos más exigentes. Así como los procesadores de cuatro núcleos quedaron obsoletos con el tiempo, los sistemas actuales de ocho núcleos pueden sentirse limitados en unos años. Disponer de un procesador con veinte o más núcleos, equilibrado entre rendimiento y eficiencia, podría ofrecer una experiencia notable durante una década, lo cual es un prospecto bastante atractivo, más allá de buscar unos cuantos fotogramas adicionales por segundo en el corto plazo.