
La nueva fábrica de vehículos eléctricos de Hyundai está llena de robots y de incertidumbre sobre el futuro.
"Este es un auténtico ejemplo de una fábrica del futuro."
Conducir un SUV Ioniq 9 de 2026 en la planta Metaplant del Grupo Hyundai Motor en Georgia se siente como una victoria para el fabricante surcoreano. Este nuevo modelo eléctrico, que ofrece tres filas de asientos diseñadas para el mercado estadounidense, surge de una marca que ya logra que uno de cada cuatro vehículos vendidos en EE.UU. sea eléctrico o híbrido. Lo más destacado es que tanto el Ioniq 9 como el más pequeño Ioniq 5 se producen en una moderna fábrica en América, lo que proporciona a Hyundai una defensa contra las tarifas y la tendencia de reubicación manifestada durante la administración de Donald Trump.
La visita a esta fábrica de 7,6 mil millones de dólares revela cómo muchas automotrices siguen avanzando con sus planes de vehículos eléctricos a pesar de la inestabilidad política que amenaza el apoyo al sector en la era de Joe Biden. Desde el aire, la Metaplant se asemeja a un circuito impreso en medio del verde campo de Georgia, con once edificios de un tono verde claro dispersos en 3,000 acres, que en total suman 7.5 millones de pies cuadrados. Uno de estos edificios alberga una planta de baterías de 4 mil millones de dólares, en colaboración con la surcoreana LG Energy Solution, que comenzará a suministrar celdas para los modelos Ioniq el próximo año. Además, la compañía está apurada por abrir una segunda planta de baterías de 5 mil millones de dólares en Georgia, en asociación con SK On.
Al entrar en la fábrica, se observa un sistema de transporte que lleva vehículos recién pintados a través de un puente con ventanas, permitiendo a los conductores en la carretera ver la producción de un establecimiento que tiene como objetivo producir 500,000 vehículos eléctricos e híbridos al año, superando la capacidad de la Gigafábrica de Tesla en Texas. Actualmente, la planta emplea a 1,340 trabajadores, lo que eleva la nómina anual del fabricante a 497 millones de dólares. Hyundai espera que las cifras lleguen eventualmente a 8,500 empleos en el sitio y a otros 7,000 en empresas locales proveedoras.
Sin embargo, este avance industrial plantea un dilema: para competir con la industria de vehículos eléctricos y baterías de China, es esencial utilizar una creciente cantidad de robots mejorados con inteligencia artificial que operen continuamente, lo que implica una reducción en la necesidad de mano de obra humana. En los muelles de carga, se encuentran vehículos guiados autónomamente que descargan piezas sin requerir intervención humana. La operación de toda la fábrica está informada por inteligencia artificial, lo que permite mejorar la logística y producción a niveles que evitan errores humanos.
Los robots ayudan en la construcción del chasis, y en la planta de estampado, el silencio es tal que no se requiere protección auditiva, a pesar de la intensa actividad industrial. La automatización se ha convertido en una necesidad, no un lujo; trabajos que necesitan precisión, como la instalación de puertas, están siendo asistidos por robótica colaborativa. Muchos de estos trabajos, que requieren fuerzas de trabajo intensivas en tareas repetitivas, están siendo automatizados para incrementar eficiencias.
Adicionalmente, la Metaplant tiene un fuerte enfoque en la sostenibilidad. Planea obtener el 100% de su energía de fuentes renovables, utilizando una flota de camiones con celdas de combustible de hidrógeno que generan cero emisiones. También ofrece instalaciones para cargar vehículos eléctricos, incluido un espacio cubierto por paneles solares que puede proporcionar hasta un 5% de su electricidad.
El Ioniq 9 promete ser un competidor directo de modelos como el Rivian R1S, con un amplio espacio de carga y características tecnológicas avanzadas. Aunque su precio inicial es de 60,595 dólares, la compañía también busca atraer a los compradores con un crédito fiscal que podría reducir el costo, a pesar de cambios políticos que amenazan estos incentivos.
En última instancia, a pesar de los esfuerzos y las inversiones realizadas por Hyundai para lograr una producción más local y competitiva, la incertidumbre creada por administraciones cambiantes representa un reto significativo. Las marcas en el sector automotriz se ven obligadas a adaptarse a una nueva realidad, donde la dependencia de tarifas y regulaciones puede afectar su viabilidad a largo plazo.