
El telescopio James Webb captura el momento en que una estrella devora un planeta.
Con el aumento de las muertes en el planeta, una noticia inquietante surge: un planeta se está acercando progresivamente a su estrella madre.
Un espectacular fenómeno astronómico ha sido objeto de estudio tras el evento conocido como ZTF SLRN-2020, en el que un planeta se acercó peligrosamente a su estrella. Este proceso resultó en que el planeta, a medida que giraba en espiral hacia el interior, se calentara cada vez más hasta cruzar el umbral de no retorno y ser absorbido por la estrella, provocando un brillante estallido de luz.
El Telescopio Espacial James Webb ha tomado la delantera en la observación de las secuelas de este evento para obtener más información sobre lo que ocurre en situaciones tan inusuales. Ryan Lau, investigador principal de NOIRLab, comentó que al ser un evento reciente no tenían muchas expectativas sobre lo que podrían descubrir al enfocar el telescopio en esa dirección. Utilizando los instrumentos MIRI (Instrumento de Infrarrojo Medio) y NIRSpec (Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano), lograron obtener datos valiosos sobre el final de los sistemas planetarios, con implicaciones que podrían incluir el destino de nuestro propio sistema solar.
Previo a las nuevas observaciones, se creía que el planeta había sido destruido cuando la estrella se expandió y lo devoró. Sin embargo, los recientes hallazgos sugieren que el planeta comenzó a acercarse cada vez más a la estrella hasta ser tragado. Morgan MacLeod, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, explicó que el planeta comenzó a tocar la atmósfera de la estrella, llevando a un acelerado proceso de caída.
Al final de su descenso, el planeta expulsó capas de gas de la atmósfera externa de la estrella. Este gas se ha enfriado con el tiempo y se ha convertido en polvo que orbita la estrella, formando una nube. Cerca de esta nube se ha detectado un disco compacto de gas caliente, que contiene monóxido de carbono.
Colette Salyk, del Vassar College, expresó su sorpresa al observar características de lo que parece ser una región de formación planetaria, a pesar de que allí no se estén formando nuevos planetas tras la desaparición del anterior.
Eventos como este son excepcionalmente raros y los investigadores esperan poder observar otros similares en el futuro con el apoyo del Webb y de telescopios próximos como el Observatorio Vera C. Rubin y el Telescopio Espacial Nancy Grace Roman de la NASA. Lau destacó que este evento marca un hito en el estudio de tales circunstancias, siendo la única prueba de este tipo observada en acción, con detecciones de las consecuencias tras haber pasado el momento crítico.
La investigación relacionada ha sido publicada en una revista especializada en astrofísica.