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Preston Thorpe, ingeniero de software en una startup de San Francisco, cumple su undécimo año en prisión.

Thorpe, un ingeniero de software senior en Turso, participa en un programa experimental dentro del sistema penitenciario de Maine que posibilita a las personas encarceladas realizar trabajos remotos mientras están en custodia.

Preston Thorpe, aspirante a ingeniero de software, ha demostrado que la oportunidad de cambiar de vida puede surgir incluso en las circunstancias más difíciles. Durante seis meses, Thorpe contribuyó de manera sobresaliente a un proyecto de código abierto dirigido por la empresa de bases de datos Turso. Su dedicación llamó la atención de Glauber Costa, CEO de Turso, quien le ofreció un empleo tras descubrir que Thorpe no es un programador común, ya que está cumpliendo su undécimo año en prisión por delitos relacionados con drogas.

La historia de Thorpe es única. A los 20 años, se encontró tras las rejas tras haber sido expulsado de su hogar en la adolescencia y haber caído en la venta de drogas adquiridas en la web oscura. Años más tarde, después de un breve tiempo en libertad, fue arrestado nuevamente. Sin embargo, al ser trasladado a la prisión Mountain View en Maine, poco antes de que comenzara la pandemia, tuvo la oportunidad de reflexionar y encontrar un nuevo rumbo.

El impacto del confinamiento en su vida fue significativo. En este nuevo entorno, Thorpe sintió que podía reencauzar su vida. Comenzó estudios en línea en la Universidad de Maine en Augusta y se benefició de un programa experimental en el sistema penitenciario de Maine que permite a los reclusos trabajar en empleos remotos. Alrededor de 30 internos, incluido Thorpe, son parte de esta iniciativa laboral, conocida como la “Unidad de Vida Ganada”, donde los prisioneros muestran un historial de buen comportamiento.

Thorpe comprendió que tenía una segunda oportunidad. Mientras trabajaba en Unlocked Labs, donde colaboraban ingenieros encarcelados y ex-encarcelados en la creación de software educativo, y tras su trabajo con Turso, pudo vislumbrar un futuro más brillante. El comisionado del Departamento de Correcciones de Maine, Randall Liberty, ha fomentado este tipo de programas, defendiendo que la educación y el tratamiento de problemas subyacentes, como adicciones y trastornos mentales, son claves para reducir la reincidencia.

Los esfuerzos de Liberty han mostrado resultados alentadores: en Maine, las tasas de reincidencia son significativamente más bajas que la media nacional. Este cambio de enfoque hacia una rehabilitación real, en lugar de castigo, ha contribuido a hacer de las prisiones un entorno menos violento. Thorpe, habiendo transformado su vida, atribuye parte de su éxito a sentirse visto como ingeniero y no como criminal. Con 11 años de su vida en prisión detrás de él, Thorpe ahora dedica su tiempo al aprendizaje y al desarrollo de software, encontrando en ello tanto propósito como satisfacción personal.

Este cambio radical en su vida no solo beneficia a Thorpe, sino que también representa un enfoque renovador en el sistema penal que busca dar a los reclusos una verdadera oportunidad de reintegrarse exitosamente en la sociedad.