
En la era de aranceles de Trump, la importancia del derecho a reparar será mayor que nunca.
Los dispositivos tecnológicos que adquirimos pronto tendrán un precio más elevado. Es el momento de mantener en funcionamiento por más tiempo lo que ya poseemos.
Los defensores del derecho a reparar están aconsejando a los consumidores que mantengan sus dispositivos, especialmente ante la presión económica que provocan los nuevos aranceles. Estos impuestos, anunciados el 3 de abril por el presidente, afectan casi todos los productos, pero los electrónicos son particularmente sensibles debido a su dependencia del comercio global. Componentes de dispositivos se producen en fábricas de países como China, Vietnam, Taiwán y Camboya, que ahora enfrentan aranceles que varían del 30% al 50%.
Aunque aún no se han aplicado los aumentos de precios derivados de estos aranceles y es complicado prever sus efectos completos, el anuncio ya ha generado una gran conmoción en los mercados financieros, que experimentaron una fuerte caída por el miedo generalizado a futuro incierto. Muchas empresas también están retrasando lanzamientos y pedidos debido a la evaluación de su impacto, como es el caso del prepedido del recientemente anunciado Nintendo Switch 2.
Con la incertidumbre económica, adquirir nuevos dispositivos puede volverse más costoso, lo que sugiere que conservar aquellos que ya poseemos se vuelve una opción más sensata. Kyle Wiens, CEO de iFixit, resalta que los esfuerzos por el derecho a reparar son más relevantes que nunca. Estos movimientos, promovidos por defensores de los consumidores, buscan aumentar la conciencia pública y obligar a las empresas a hacer que sus productos sean más reparables. En 2024, la Unión Europea implementará una normativa que exige a las compañías mejorar la reparabilidad de sus dispositivos, mientras que en Estados Unidos, este derecho ha obtenido apoyo bipartidista incluso en tiempos de turbulencia política.
Wiens compara esta situación con los comienzos de la pandemia de Covid-19, cuando la incertidumbre sobre cómo obtener nuevos productos era abrumadora. En este contexto, el derecho a reparar podría fomentar la resiliencia en tiempos difíciles. Wiens sugiere que la gente se prepare para incrementos en los precios de los dispositivos nuevos de hasta el 50%, lo que hace que mantener un smartphone o una laptop por más tiempo sea más beneficioso que cambiarlos por modelos nuevos.
Los bienes que resulten duraderos, como microondas, tostadoras y teléfonos celulares, son ahora considerados más valiosos. Wiens también ha estado en contacto con trabajadores de instalaciones de reciclaje electrónico, instruyéndolos a no deshacerse de productos que aún funcionen, ya que su valor está por encima de lo que se estimaba previamente.
A pesar del temor que puede generar la caída del mercado, los defensores del derecho a reparar son optimistas, argumentando que este momento puede ayudar a enfatizar la importancia de mantener los dispositivos operativos. Nathan Proctor, quien coordina la campaña por el derecho a reparar en una organización de defensa del consumidor, señala que, aunque será un período corto de grandes cambios, una sociedad más resiliente es un beneficio en general.
Leo Gebbie, analista de la firma CCS Insights, menciona que los mercados de segunda mano, como Backmarket, podrían beneficiarse de los aranceles elevados, ya que los dispositivos usados suelen ser más económicos y su demanda está en aumento en el país. Backmarket ha comenzado a promocionar ofertas especiales en este contexto, aunque más productos usados en el mercado podrían resultar en un aumento de precios, incluso en mercados europeos.
La revalorización de la idea de reparar y conservar productos también puede inspirarse en la industria automotriz, donde es común conservar vehículos por muchos años. Sin embargo, los efectos de los aranceles también impactarán la reparación, ya que las piezas y herramientas necesarias para arreglar dispositivos dependen de la manufactura global, lo que puede llevar a un aumento de costos en el sector.
Wiens concluye afirmando que es momento de cambiar nuestros hábitos de consumo hacia productos de mayor calidad, que puedan utilizarse durante más tiempo, reforzando así la relevancia del derecho a reparar en este nuevo contexto económico.