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Alexa+ busca gestionar tu vida, pero Amazon debe demostrar que su inteligencia artificial es confiable.

Amazon busca que Alexa+ gestione diversos aspectos de tu vida, pero enfrenta más preocupaciones sobre la privacidad que cualquier otra herramienta de inteligencia artificial que te rodea. Es crucial que establezca un nuevo estándar, o de lo contrario, corre el riesgo de agravar el problema de confianza.

La evolución del asistente de Amazon ha llevado a la creación de Alexa+, una versión mejorada que funciona de manera similar a los chatbots generativos como ChatGPT. Esta nueva versión no solo responde a comandos de voz, sino que también puede gestionar calendarios, planificar compras y ajustar la temperatura del hogar, eliminando la necesidad de repetir constantemente la palabra de activación "Alexa". Sin embargo, esta transformación viene acompañada de preocupaciones sobre la privacidad y el costo que representa.

Para mejorar un asistente virtual, es fundamental alimentarlo con una amplia base de datos que incluya texto, imágenes, audio y más. Sin embargo, recopilar dicha información es complicado, especialmente desde el punto de vista legal. Recientemente, algunas empresas enfrentaron juicios costosos relacionados con derechos de autor, destacando la importancia de la recolección ética de datos. Para evitar este tipo de problemas, Amazon puede recurrir a sus usuarios para que contribuyan con sus datos de forma voluntaria.

Amazon, que cuenta con millones de dispositivos Echo en los hogares de todo el mundo, se encuentra en una posición única para obtener información valiosa. Google y Meta son competidores importantes, pero la cercanía que proporciona un dispositivo Echo en tu hogar es inigualable. Sin embargo, para que Alexa+ sea verdaderamente útil, Amazon necesita desesperadamente acceder a estos datos.

En marzo de este año, Amazon implementó un cambio polémico en su política que exige el envío de grabaciones de voz a los servidores de la nube de la compañía, eliminando el procesamiento local. Esto significa que, a partir del 28 de marzo, las interacciones de los usuarios serán almacenadas por Amazon, lo que ha generado inquietudes sobre la posibilidad de que también se utilicen estos datos para el entrenamiento de la inteligencia artificial.

El problema central radica en el poder de procesamiento que los chatbots generativos requieren. La mayoría de los dispositivos, incluido el Echo, no pueden manejar el procesamiento de IA localmente, lo que significa que Amazon debe enviar las voces y textos a sus servidores para obtener resultados. Esto plantea la interrogante de cómo la compañía manejará los datos recogidos, ya que su historial en cuanto a la privacidad no genera mucha confianza.

Históricamente, Amazon ha enfrentado problemas relacionados con la gestión de datos personales, desde el proceso de almacenamiento de interacciones de niños con Alexa hasta la vigilancia de grabaciones de video en espacios privados de los usuarios. Este contexto pone a la compañía en una posición delicada, dado que requiere los datos de los usuarios para capacitar su inteligencia artificial.

Alexa+ propone nuevas funcionalidades que requieren un sistema de memoria que recuerde detalles sobre conversaciones pasadas y calendarios, entre otros. Sin embargo, esto representa otro desafío en términos de privacidad. A pesar de las fascinantes demostraciones del nuevo asistente, se han reportado fallas en características básicas, lo que refleja la inmadurez de esta tecnología.

Además, acceder a Alexa+ implicará un costo adicional, ya que se requiere una mensualidad o ser suscriptor de Prime. La situación es compleja, ya que muchos dispositivos Echo de bajo costo no cuentan con el hardware necesario para soportar la nueva tecnología, obligando a Amazon a mantener el procesamiento en la nube.

Con todo este panorama, Amazon enfrenta un dilema: debe ser más transparente sobre el manejo de datos relacionados con Alexa+ y cómo esto afectará a la privacidad de los usuarios. A medida que el asistente interactúa con plataformas de terceros y recopila información valiosa, se plantea la necesidad de que los usuarios compartan más datos para obtener una experiencia más completa. Aunque Alexa+ no es obligatorio, los usuarios tendrán que decidir si quieren adoptar esta nueva tecnología o permanecer con la versión anterior del asistente.