
Hace 40 años, Steve Jobs fue despedido de Apple, pero eso mejoró los Macs como nunca antes.
Cómo ser expulsado de Apple transformó todo.
La trayectoria de Steve Jobs es un claro ejemplo de cómo una experiencia negativa puede convertirse en un catalizador para el cambio y el crecimiento. A pesar de su temperamento fuerte y su fama de ser un líder difícil, Jobs expresó que haber sido despedido de Apple fue lo mejor que le pudo haber pasado. Su salida de la compañía en 1985 no marcó el fin de su carrera, sino el inicio de un nuevo capítulo que transformaría tanto su vida como el futuro de Apple.
En esos años, Jobs dirigía la división Macintosh en Apple, donde estaba inmerso en un producto que revolucionaría la informática. Sin embargo, la necesidad de la empresa de encontrar un nuevo CEO llevó a Jobs a contratar a John Sculley, un ejecutivo de Pepsi, quien se mostró inicialmente entusiasmado por la visión de Jobs. Las cosas comenzaron a desmoronarse tras un año, cuando surgieron diferencias significativas entre ambos. Jobs creía que Sculley no comprendía bien el enfoque de producto que él tenía, mientras que Sculley consideraba que Jobs era excesivamente obsesivo.
La situación culminó en 1985, cuando la baja venta de Macintosh y el estilo de gestión poco convencional de Jobs hicieron que la junta cuestionara su capacidad de liderazgo. En ese contexto, se decidió su salida, y Jobs terminó como presidente de la junta, un cargo sin verdadero poder. Sin embargo, en septiembre del mismo año, decidió abandonar Apple para fundar NeXT, una nueva empresa de computación.
Esta etapa no fue sencilla. Aunque Jobs se sintió profundamente afectado por su despido, lo utilizó como una oportunidad para aprender y crecer. En NeXT, comenzó a manifestar algunos de sus peores hábitos de gestión, lo que llevó a que la empresa tuviera dificultades para competir en el mercado. No obstante, su etapa en Pixar cambió drásticamente su enfoque. Como CEO, adoptó un estilo más relajado, permitiendo que el equipo creativo empujara los límites de la animación, lo que resultó en éxitos como Toy Story.
A finales de los años 90, Apple, bajo el liderazgo de Sculley, se encontraba al borde de la quiebra. Sin embargo, la compañía logró adquirir NeXT, lo que facilitó el regreso de Jobs. Aportó su nueva visión y experiencia, lo que resultó en el renacimiento de Apple con innovaciones como el iMac, iPod y, más tarde, el iPhone. Al reflexionar sobre su viaje, Jobs reconoció que su despido había sido un periodo crucial que le permitió reenfocar su pasión por la tecnología y el diseño, sosteniendo que el éxito había sido reemplazado por la libertad de empezar de nuevo.
Este cambio en su perspectiva no solo revivió a Apple, sino que también destacó la importancia de hacer lo que se ama. Jobs entendió que para obtener satisfacción verdadera en el trabajo, era indispensable amar lo que se hace. Así, lo que podría haber sido una caída devastadora se transformó en una de las lecciones más significativas de su vida.