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¿Por qué siguen explotando los cohetes de SpaceX?

Están intentando realizar todas las tareas al mismo tiempo con Starship.

Recientemente, SpaceX ha sufrido otro revés en su serie de pruebas con el Starship, donde el cohete pesado que están desarrollando volvió a explotar. Esto ha llevado a muchos a cuestionar si la suerte de la compañía ha llegado a su fin. Sin embargo, Wendy Whitman Cobb, experta en políticas espaciales en la Escuela de Estudios Avanzados de Aire y Espacio, señala que este nivel de fallos es algo común durante el proceso de desarrollo, especialmente cuando se trata de tecnologías espaciales tan complejas.

A diferencia del enfoque tradicional de organizaciones como NASA o empresas reconocidas como United Launch Alliance (ULA), que suelen ser cautelosas y esperan para probar cohetes hasta sentirse completamente seguros de su éxito, SpaceX ha decidido seguir un camino diferente. Según Whitman Cobb, la compañía opta por un proceso de pruebas que incluye errores y ajustes constantes. Este método ha sido clave en su éxito, permitiendo desarrollos como el cohete reutilizable Falcon 9, pero también ha resultado en fracasos bastante visibles que han generado preocupaciones sobre el impacto ambiental en las áreas cercanas al sitio de lanzamiento.

A medida que se expanden las tensiones relacionadas con la regulación y los vínculos políticos del CEO Elon Musk, se hace evidente que, incluso dentro de la filosofía de "moverse rápido y romper cosas", el desarrollo del Starship se ha visto afectado por cierta desorganización. En comparación con el desarrollo del Falcon 9, que aunque tuvo numerosas fallas seguía un camino más claro, el avance del Starship ha sido menos directo.

Mientras que el Falcon 9 introdujo sus innovaciones de manera más progresiva, el Starship intenta integrar múltiples características complejas de una sola vez, lo que presenta un considerable desafío de ingeniería. Por ejemplo, emplea 33 motores Raptor, que deben ser capaces de reencenderse en el espacio, una hazaña que ha tenido éxitos, pero también fallos durante las pruebas.

La razón detrás de esta rápida presión para avanzar se centra en el deseo de Musk de enviar humanos a Marte. Si bien se podrían realizar misiones a Marte con cohetes existentes, la magnitud de la carga a transportar requiere un cohete mucho más grande, como el Starship. NASA, en un intento por diversificar sus capacidades, ha estado desarrollando su propio cohete pesado, el SLS, al tiempo que apoya a SpaceX. Sin embargo, con recortes de financiamiento recientemente, la viabilidad del SLS se ve amenazada, dejando a SpaceX como el único potencial aliado de NASA para alcanzar Marte.

A pesar de las ambiciones declaradas de Musk para enviar misiones tripuladas a Marte, Whitman Cobb expresa escepticismo sobre si estas metas son realistas, dado que aún hay múltiples aspectos críticos que SpaceX no parece estar abordando, como la incorporación de soporte vital en el Starship. Aunque la ingeniera considera que SpaceX puede superarse y hacer que el Starship funcione, señala que es más probable que se logre un cohete no tripulado en la próxima década que uno tripulado en el corto plazo. La visión de establecer un asentamiento humano a gran escala en Marte podría llevar décadas, un horizonte difícil de contemplar en el futuro cercano.