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La búsqueda de Trump por riquezas en criptomonedas es un escándalo constitucional que está por ocurrir.

Los principales inversionistas en la criptomoneda de Donald Trump han recibido la promesa de una audiencia privada con el expresidente. Este acuerdo podría generar conflictos con la Constitución y intensificar los reclamos para su impeachment, advierten especialistas.

Donald Trump ha transformado su criptomoneda, el TRUMP coin, tras anunciar un evento exclusivo para los principales inversionistas de su propia marca. Este movimiento ha suscitado preocupaciones sobre las potenciales implicaciones legales y éticas, ya que expertos advierten que podría rozar las prohibiciones constitucionales sobre la corrupción y el soborno.

El anuncio del evento, realizado el 23 de abril, provocó un frenesí comercial, ya que en teoría incrementó en cientos de millones de dólares su patrimonio neto. Dos subsidiarias de la Trump Organization, que poseen el 80 por ciento del suministro total de la moneda, vieron cómo su valor se disparó casi un 60 por ciento tras la noticia. Estas afiliadas también se benefician del volumen de operaciones que genera el interés renovado en la criptomoneda, actuando como intermediarios.

Este movimiento podría tener repercusiones políticas. Al permitir que cualquier persona con suficiente dinero compre la oportunidad de conocer al presidente, Trump se pone en una posición delicada respecto a las cláusulas de emolumentos de la Constitución de EE. UU., que prohíben que el presidente acepte regalos o compensaciones de actores estatales, tanto nacionales como extranjeros. Tal situación podría avivar los llamados a su juicio político si se percibe que está favoreciendo intereses particulares por encima del bienestar público.

Jeff Hauser, director ejecutivo del Revolving Door Project, señala que Trump ha navegado varias veces los límites de lo que un líder puede hacer, pero este evento puede ser un punto de inflexión. “Este [cena] tiene la posibilidad de ser eso”, advirtió. La Casa Blanca, sin embargo, no ofreció comentarios al respecto.

Trump presentó su moneda el 18 de enero, antes de su toma de posesión, describiéndola como un memecoin — activos cuya única función es la especulación financiera. A diferencia de su concepción inicial, la cena establece un intercambio explícito: una considerable inversión por un encuentro con él, convirtiendo al TRUMP coin en una especie de moneda de utilidad que presenta ventajas para quienes la poseen.

El mercado reaccionó inmediatamente, y el precio del TRUMP coin subió en la hora posterior al anuncio. Las expectativas sobre futuras oportunidades para interactuar con Trump podrían seguir impulsando su valor. Nathan van der Heyden, de la empresa Aragon, comenta que el enfoque ahora se centra en potenciales accesos al presidente, lo cual se valora más.

Aunque la conversión de su criptomoneda en un activo de utilidad no parece tener implicaciones regulatorias inmediatas, expertos se cuestionan sobre sus posibles repercusiones legales. La SEC ha indicado que no considera a los memecoins bajo su jurisdicción, pero los críticos advierten que este tipo de acciones podrían facilitar sobornos.

La situación se complica si un gobierno extranjero decidiera adquirir grandes cantidades del TRUMP coin, pues podría haber un claro conflicto con las regulaciones de emolumentos. Con el acceso a la presidencia siendo altamente valioso, Hayuser observa un aumento en el poder acumulado por Trump en el ejecutivo, lo que podría generar un espacio significativo para favorecer intereses privados.

Los nombres de los poseedores de TRUMP que asistirán a la cena permanecen en el anonimato, y no hay claridad sobre si la lista de asistentes será pública. La posibilidad de enfrentar consecuencias por cualquier supuesta violación de leyes de emolumentos dependerá de su influencia en el Congreso, que tiene la responsabilidad de garantizar el respeto a la Constitución.

Llamados a un juicio político ya están surgiendo. El senador demócrata Jon Ossoff ha afirmado que el presidente está ofreciendo audiencias a quienes adquirieron su criptomoneda, enriqueciendo así su propia fortuna. Aunque el Partido Republicano y su control actual probablemente mitiguen estas demandas, la percepción pública puede jugar un rol crucial en un futuro cercano.

En resumen, mientras la cena podría no cambiar las oportunidades de corrupción, sus implicaciones duditativas elevan las apuestas para Trump, lo que podría transformarse en vulnerabilidades en su posición política con las elecciones a la vista.