
La cámara más grande jamás construida presenta sus primeras imágenes del cosmos.
El Observatorio Vera C. Rubin está a punto de identificar miles de millones de nuevos objetos astronómicos, lo que transformará nuestra comprensión de temas que van desde la historia del sistema solar hasta el funcionamiento de la energía oscura.
Situado en la cima del Cerro Pachón en Chile, a 2,640 metros sobre el nivel del mar en el desierto de Atacama, donde las condiciones climáticas son ideales para la observación astronómica, un innovador telescopio ha comenzado a investigar el cosmos. El Observatorio Vera C. Rubin, en honor a la astrónoma que en 1978 aportó pruebas sobre la existencia de materia oscura, se prevé que descubra alrededor de 20 mil millones de galaxias, 17 mil millones de estrellas en la Vía Láctea, 10 millones de supernovas y millones de objetos más dentro del sistema solar.
Anthony Tyson, científico jefe del observatorio, asegura que "es absolutamente seguro que encontraremos algo que sorprenderá a la gente", indicando que se esperan descubrimientos inesperados. Esta notable recopilación de información provendrá del legado de 10 años del proyecto Legacy Survey of Space and Time, cuyo lanzamiento está programado para este año. Las primeras imágenes científicas del telescopio se hicieron disponibles al público recientemente.
El ambicioso estudio de la noche por parte de Rubin tiene la capacidad de cambiar radicalmente nuestra comprensión del universo. Se plantean interrogantes sobre lo que sucedió en las primeras etapas de la formación planetaria de nuestro sistema solar, los tipos de explosiones de alta energía en el universo, y cómo funciona la enigmática fuerza que los científicos denominan energía oscura. Mario Juric, científico encargado de la gestión de datos del proyecto, explica que en lugar de diseñar un telescopio para abordar una sola cuestión, Rubin puede proporcionar datos que sirvan a toda la comunidad para resolver múltiples preguntas simultáneamente.
Este potente telescopio generará un filme de alta resolución del universo a lo largo de una década, produciendo aproximadamente 20 terabytes de datos cada día, lo que equivale a tres años de transmisión continua de Netflix, acumulando un total estimado de 60,000 terabytes al final de su estudio. En su primer año, el observatorio recogerá más datos que todos los observatorios ópticos previos juntos. Dado el volumen de información, se requiere un sistema de software casi completamente automatizado para analizar las imágenes, ya que es imposible que un ser humano lo revise manualmente.
El observatorio, con un edificio de 10 pisos, alberga un espejo primario de 8.4 metros y una cámara digital de 3,200 megapíxeles, la más grande jamás construida. La capacidad del telescopio para tomar imágenes implica un diseño compactado y especializado que le permite moverse rápidamente para capturar la totalidad del cielo del hemisferio sur con cada ciclo de tres a cuatro días.
En los primeros tres años de operación, se estima que Rubin descubrirá entre 10 y 100 veces más objetos del sistema solar de los que se conocen actualmente, lo que podría proporcionar un cúmulo valioso de información sobre asteroides y fragmentos antiguos. Además, se espera que el observatorio duplique la cantidad de asteroides potencialmente peligrosos que miden más de 140 metros para poder prever impactos en la Tierra.
Uno de los hallazgos más intrigantes podría ser la confirmación de la existencia del hipotético Planeta Nueve, que, de ser encontrado, cambiaría significativamente nuestra comprensión del sistema solar. Se cree que hay un 70-80% de probabilidades de que se pueda detectar a través del telescopio, lo que representa la primera gran descubrimiento de un nuevo planeta desde el avistamiento de Neptuno en 1849.
Además de asteroides, Rubin también identificará miles de millones de nuevas estrellas en la Vía Láctea, permitiendo un estudio exhaustivo de la "arqueología galáctica". Este enfoque permitirá a los astrónomos investigar cómo ha crecido la galaxia a lo largo del tiempo y cómo la Vía Láctea ha absorbido otras galaxias en su trayectoria evolutiva. Lo que hace que Rubin sea único es su capacidad de monitorear cambios en el cosmos a lo largo del tiempo, capturando una secuencia rápida de imágenes que revelan fenómenos que antes no se habían estudiado con la misma profundidad.
Con un flujo continuo de datos, el observatorio de Rubin promete ampliar de manera significativa el conocimiento sobre la energía oscura, mapeando la materia oscura en el universo y avanzando en la comprensión de la dinámica que impulsa su expansión acelerada. Los investigadores prevén un constante flujo de descubrimientos en los próximos años, anticipando que cada semana surgirán nuevos hallazgos relevantes.