
El fin de la "carga gratuita" de las grandes empresas tecnológicas podría estar cerca, ya que el Congreso planea reformar las tarifas de banda ancha para ahorrar dinero a los consumidores estadounidenses.
Un proyecto de ley bipartidista propone transferir la carga de costos de los consumidores a las grandes empresas de tecnología.
Un nuevo impulso hacia la reforma del acceso a internet está tomando fuerza en Estados Unidos, con implicaciones significativas para la financiación del servicio, especialmente en comunidades rurales desatendidas. En el centro de esta iniciativa se halla la reintroducción de la Ley para Reducir los Costos de Banda Ancha para los Consumidores de 2025 por parte del Congreso de EE. UU., una propuesta bipartidista que busca corregir un desequilibrio de financiación prolongado en el tiempo.
En la actualidad, numerosas grandes empresas tecnológicas que dependen de la infraestructura de banda ancha no están contribuyendo a su financiación. Esta legislación se propone asegurar que estas compañías, que incluyen a nombres como Google, Amazon, Apple, Microsoft, Netflix, Meta y TikTok, aporten a la expansión del Fondo de Servicio Universal (USF). Originalmente creado para garantizar el acceso universal a servicios telefónicos, el USF ha evolucionado para apoyar la conectividad de banda ancha en áreas rurales y tribales, pero sigue dependiendo mayormente de los suscriptores de servicios de voz, quienes ahora enfrentan costos mucho mayores que hace dos décadas.
Un ejemplo claro de este problema es el usuario que compra un enrutador móvil y paga por acceso a banda ancha para usar redes sociales, además de abonar directamente a las plataformas a través de suscripciones o compras dentro de aplicaciones. Sin embargo, estas plataformas que dependen completamente de la infraestructura de banda ancha no contribuyen a sus costos, lo que ha originado un desafío legal que actualmente se encuentra ante la Corte Suprema de EE. UU.
La propuesta busca trasladar el peso financiero desde los consumidores cotidianos hacia los grandes conglomerados tecnológicos, cuyas ofertas generan la mayor parte del tráfico de banda ancha, incluyendo el que pasa a través de los enrutadores WiFi. Este modelo de contribución no es completamente ajeno a la industria; refleja el modelo que las empresas tecnológicas ya utilizan en la venta de servicios de nube, basado en el uso y las características. Al recaudar fondos de servicios empresariales como la computación en la nube, la publicidad digital y la infraestructura de IA, no habría costo adicional para los consumidores.
Si esta política se implementa, se eliminaría la tarifa del USF de las facturas telefónicas, proporcionando alivio directo a los usuarios y potencialmente marcando un hito en la obtención de los mejores precios de acceso a internet en años.