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La práctica de la NASA con asteroides podría no haber sido el éxito que creíamos.

Piedras volando en dirección equivocada.

La colisión del asteroide Dimorphos, que ocurrió el 26 de septiembre de 2022, ha mostrado resultados inesperados y complicados tras el impacto de la sonda DART (Prueba de Redirección de Doble Asteroide). Este experimento, cuyo objetivo era determinar si sería posible desviar un asteroide potencialmente peligroso, resultó en un cambio de la órbita de Dimorphos en 33 minutos. Sin embargo, un reciente estudio realizado por la Universidad de Maryland indica que la situación es mucho más compleja de lo que se pensaba inicialmente.

Después del choque, no solo se alteró la trayectoria de Dimorphos, sino que también experimentó un movimiento de retroceso, giró ligeramente y cambió su inclinación. Esto provocó que se expelieran rocas, algunas del tamaño de camionetas, a velocidades de hasta 186 km/h, generando más impulso del que la sonda DART había aportado. El principal autor del estudio, Tony Farnham, comentó que esta nueva información sobre la física del impacto deberá ser considerada en futuras misiones de defensa planetaria.

El evento, que tuvo un costo de 330 millones de dólares, fue transmitido en vivo al público, mostrando cómo un asteroide de 160 metros de diámetro se convirtió de un pequeño punto de luz a un cuerpo irregular en el espacio. A pesar de que actualmente no hay asteroides conocidos en trayectoria de colisión con la Tierra, los científicos monitorean cerca de 40,000 grandes objetos para prevenir catástrofes similares a la que extinguió a los dinosaurios.

Las imágenes del colisionador, acompañado de datos de un pequeño satélite llamado LICIACube, permitieron al equipo de Farnham realizar un mapa en 3D de los restos del impacto y rastrear 104 bultos que se alejaron de Dimorphos. Las observaciones revelan que una gran parte de la energía que provocó el movimiento del asteroide no provino directamente de la sonda, sino de la forma en que se dispersaron las rocas y el polvo. Este hallazgo ha desafiado las expectativas de los científicos, quienes no anticiparon que las rocas se expulsarían lateralmente, lo que ha generado preguntas sobre otros factores en juego.

La nueva investigación también sugiere que la energía lateral de la nube de escombros podría ser significativamente mayor a la contemplada anteriormente. Comprender cómo se desplaza la energía durante un impacto es vital para futuras misiones de desviación de asteroides, ya que un contacto mal dirigido podría causar más daños en lugar de prevenirlos.

La misión Hera de la Agencia Espacial Europea, que está programada para llegar a Dimorphos el próximo año, estará atenta a los efectos del impacto. Si se observa que Dimorphos se está moviendo de manera caótica o en una órbita inusual alrededor de su asteroide padre, esto indicará que las rocas expulsadas han tenido un impacto mayor al previsto, proporcionando lecciones cruciales para futuras operaciones de defensa planetaria.