
Es hora de entablar conversaciones sinceras sobre la inteligencia artificial en los videojuegos.
La inteligencia artificial es una realidad en el mundo de los videojuegos, por lo que es necesario que cambiemos la forma en que nos referimos a ella.
A lo largo de los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha generado controversia en casi todas las áreas, convirtiéndose en un término polémico. Mientras las grandes empresas continúan impulsando esta tecnología, se ha formado una resistencia notable entre creativos, críticos y comunidades apasionadas que se oponen a su uso. Aunque todos los medios creativos están en riesgo de ser influenciados por la IA, los jugadores muestran una especial sensibilidad ante la posibilidad de que esta tecnología reduzca la creatividad y el elemento humano en los videojuegos. La mera mención de la IA en el desarrollo de juegos provoca reacciones enérgicas, pero es crucial adoptar un enfoque más matizado sobre cómo y cuándo debería usarse.
El desarrollo de videojuegos es un proceso complejo. Es fácil criticar desde la comodidad de nuestra butaca y afirmar que la IA no debería ser utilizada en ninguna circunstancia; sin embargo, la realidad es diferente. Durante años, desarrolladores y analistas han manifestado que el modelo actual de los videojuegos AAA es insostenible, lo que ha llevado a los editores a buscar soluciones que reduzcan costos y tiempo. Actualmente, la IA se posiciona como una gran apuesta en diversas disciplinas, incluyendo los videojuegos. Ya se observan intentos por parte de empresas como PlayStation, que explora la inclusión de personajes generados por IA, mientras que Steam ha comenzado a informar a los jugadores sobre la presencia de contenido generado por inteligencia artificial en los juegos.
Recientemente, 11bit Studios se vio envuelto en dos situaciones controvertidas relacionadas con la IA, que ilustran la complejidad del problema. En el primer caso, un texto generado por IA en un juego era ilegible y se incluyó por error, ya que se había planificado sustituirlo por texto aleatorizado antes de su lanzamiento. La cuestión es si realmente hay una gran diferencia entre un texto de IA que no tiene sentido y uno pre-generado. En la otra situación, algunos videos dentro del juego se incluyeron tan tarde en el desarrollo que no se pudo localizar adecuadamente, provocando que se usaran subtítulos generados por IA, una práctica criticada que perjudicó el producto final.
Asimismo, la IA ofrece la posibilidad de realizar pruebas en juegos de manera mucho más rápida que los humanos, lo cual plantea preocupaciones sobre la posible eliminación de empleos de testers de calidad. Esta sustitución de humanos representa para muchos una línea ética difícil de cruzar. Si bien sería lamentable que la tecnología reemplazara a trabajadores, es un hecho que algunos sectores se ven afectados en su evolución. Si la IA es más adecuada para trabajos repetitivos y mecánicos, surge la pregunta sobre si deberíamos aceptarlo.
Los dilemas éticos también se extienden a creadores independientes que podrían recurrir a herramientas de IA por razones económicas. Si un desarrollador solo se puede permitir el uso de música generada por IA, ¿es mejor que el juego se lance sin música? O, en el caso de subtítulos, si un equipo no puede contratar a especialistas para la localización, ¿es preferible que los jugadores no accedan al contenido en su idioma?
Estas cuestiones, que plantean dilemas complejos, no buscan ser respondidas de manera definitiva, sino abrir un espacio para el debate sobre el uso aceptable de la IA. La IA ha sido utilizada de diferentes formas en la industria del videojuego, y aunque no es necesaria para crearlos, la complejidad y los altos costos actuales de desarrollo dificultan su producción. Por lo tanto, es esencial iniciar conversaciones más profundas sobre cómo la IA puede ayudar a aliviar la presión en este sector en lugar de demonizarla por completo.