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La comida en la Estación Espacial Internacional se vuelve gourmet.

El primer ser humano en ingerir alimentos en el espacio fue el cosmonauta soviético Yuri Gagarin, quien lo hizo durante su corta misión orbital en 1961.

Durante sus primeros años, la Estación Espacial Internacional ha tenido una rica historia relacionada con la alimentación de los astronautas. El primer ser humano en comer en el espacio fue el cosmonauta soviético Yuri Gagarin, quien en 1961 consumió una pasta de carne de res y hígado, extraída de un tubo de aluminio. Esta experiencia no debe haber sido muy placentera.

Con el paso del tiempo, la calidad de la comida espacial ha mejorado notablemente. Aunque algunos alimentos siguen llegando en paquetes de papel de aluminio que requieren rehidratación, otras opciones son bastante más apetitosas, aunque sea difícil imaginar un sushi espacial como una comida completa. La astronauta francesa Sophie Adenot, que se unirá a la ISS el próximo año, será una de las privilegiadas en disfrutar de un menú elaborado por la chef galardonada con estrella Michelin, Anne-Sophie Pic.

Adenot y sus compañeros tendrán el placer de probar ingredientes como velouté de chirivía con curry y eglefino ahumado, sopa de cebolla con granos de pimienta rosa y picatostes gratinados, y sopa de langosta con cangrejo y alcaravea, entre otros entrantes. Al margen de las comidas convencionales que suelen ser más sencillas, de vez en cuando se organizan comidas especiales a bordo para fomentar la camaradería entre la tripulación y brindarles un momento de disfrute en medio de una dieta rutinaria. Adenot expresó que compartir comida es una oportunidad para que los astronautas conozcan mejor las tradiciones culinarias de sus compañeros y resalta la importancia de esos momentos de unión.

El desarrollo del menú implica respetar estrictas normativas de seguridad para la comida en condiciones de microgravedad, lo que significa que los platos deben ser sólidos o estar contenidos para evitar que migas o pequeños trozos floten y obstruyan los sistemas de ventilación. Pic resaltó que crear comida para el espacio supone un desafío emocionante que requiere innovación y creatividad.

Mirando hacia el futuro, la NASA ya está investigando sobre posibles misiones tripuladas a Marte, lo que incluye el cultivo de productos en microgravedad. Esto no solo proporciona alimentos frescos como parte de un sistema de soporte vital sostenible, sino que también mejora la moral de los astronautas.