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Europa debe desvincularse de las grandes tecnológicas de EE. UU.: cinco estrategias para lograrlo.

Los jefes de tecnología de Europa están inquietos por las grandes empresas tecnológicas de EE. UU.

La reciente conmemoración del “Día de la Liberación” ha reavivado un debate crucial en Europa sobre la dependencia del continente de las grandes empresas tecnológicas estadounidenses. Durante años, Europa ha confiado en los gigantes tecnológicos de Estados Unidos para sostener su infraestructura digital y gestionar sus datos, lo cual se ha vuelto más crítico en el contexto de sus aspiraciones en inteligencia artificial. Con la inestabilidad del liderazgo estadounidense generando incertidumbre sobre el futuro del sector tecnológico europeo, las empresas se enfrentan a los riesgos reales de esta dependencia.

Un estudio realizado por Civo revela que el 84% de los líderes de TI en el Reino Unido están preocupados por cómo los acontecimientos geopolíticos podrían amenazar su acceso y control sobre los datos. Mientras algunas empresas de Estados Unidos, como Microsoft, intentan ofrecer garantías sobre la resiliencia digital de Europa, la pregunta principal es si el continente puede permitirse profundizar su dependencia hacia Estados Unidos.

En este clima de incertidumbre, Europa tiene una oportunidad para recuperar su soberanía tecnológica y disminuir su exposición a las decisiones políticas y comerciales de las grandes tecnológicas estadounidenses. Nunca ha sido tan oportuno construir una economía digital más equilibrada, competitiva y resiliente, que devuelva el control a las empresas europeas.

Se presentan cinco acciones clave que Europa debería considerar para convertir esta visión en una realidad:

  1. Priorizar la soberanía digital
    Un 61% de los líderes de TI en el Reino Unido considera que la soberanía es una prioridad estratégica. Sin embargo, las acciones de los gobiernos europeos han sido inconsistentes. Por ejemplo, el Reino Unido ha buscado atraer inversiones de gigantes tecnológicos estadounidenses mientras intenta construir infraestructuras soberanas, generando contradicciones que subrayan la necesidad de políticas claras que aseguren el control completo sobre su infraestructura digital crítica.

  2. Eludir las lagunas del CLOUD Act de EE. UU.
    El CLOUD Act permite que las autoridades estadounidenses accedan a datos de empresas estadounidenses sin importar dónde se encuentren. Esto pone en riesgo las leyes de protección de datos de Europa, como el GDPR, y la privacidad de la información. Europa necesita fortalecer sus marcos legales para garantizar inmunidad frente a leyes extraterritoriales y fomentar proveedores con sede en Europa que actúen bajo su jurisdicción.

  3. Desarrollar un ecosistema AI soberano
    La adopción acelerada de la inteligencia artificial ha incrementado la dependencia de Europa hacia las empresas estadounidenses. La mayoría de los modelos de IA actualmente son controlados por un pequeño número de estas empresas, lo que dificulta que las empresas europeas tengan visibilidad sobre el uso de sus datos. Invertir en un ecosistema de IA soberano que brinde control a los usuarios sobre sus datos es esencial para que Europa pueda generar innovaciones en inteligencia artificial sin depender de sistemas externos.

  4. Reformar la economía de la nube
    El mercado europeo de la nube ha enfrentado obstáculos debido a estructuras de precios poco transparentes y costos ocultos. Esto limita la competencia y dificulta que los clientes cambien de proveedor sin penalizaciones significativas. Sin embargo, un 60% de las organizaciones del Reino Unido están adoptando modelos multicloud para recuperar su autonomía, señal de que el mercado está evolucionando. Establecer políticas económicas que favorezcan la transparencia y la competencia beneficiaría a todos los involucrados.

  5. Fomentar la colaboración en lugar de barreras
    La falta de inversión sigue siendo uno de los principales obstáculos para el progreso digital en Europa. La necesidad de una acción coordinada es urgente, ya que Europa arriesga quedarse atrás en la construcción de industrias digitales competitivas. A pesar de las diferencias regulatorias entre la UE y el Reino Unido, ambos enfrentan retos comunes que requieren un enfoque unido para avanzar hacia la soberanía digital.

La soberanía digital no implica cerrar la puerta a la colaboración internacional, sino más bien participar en ella desde una posición de fortaleza. Fomentar un entorno donde la innovación europea esté protegida y sea viable es fundamental para asegurar que el continente pueda involucrarse en el ecosistema tecnológico global sin quedar a merced de cambios en políticas externas.

La oportunidad de equilibrar el mercado y fomentar una competencia justa debe aprovecharse antes de que sea demasiado tarde.