
Canadá prohíbe la principal marca de cámaras de China ante el aumento de preocupaciones globales sobre la vigilancia con tecnología inteligente.
Canadá expulsa a la prominente empresa china de vigilancia Hikvision.
La empresa china Hikvision ha recibido una orden del gobierno canadiense para cesar sus operaciones en el país debido a preocupaciones sobre la seguridad nacional. Este movimiento se enmarca dentro de una revisión oficial llevada a cabo bajo la Ley de Inversiones de Canadá, evidenciando una postura más restrictiva hacia las empresas tecnológicas extranjeras. Según la ministra de Industria, Mélanie Joly, se ha determinado que la continuidad de Hikvision en el país podría resultar perjudicial para la seguridad nacional de Canadá.
Hikvision, reconocido como uno de los mayores productores de cámaras de vigilancia en el mundo y presente en Canadá desde 2014, ha enfrentado desde hace tiempo inquietudes respecto a su vinculación con proyectos estatales en China. Aunque el gobierno canadiense no ha revelado públicamente las razones específicas detrás de esta decisión, ha indicado que evaluaciones de inteligencia y seguridad jugaron un papel central en la misma. Este secreto en torno a las motivaciones puede incrementar las especulaciones, similar a lo ocurrido con Huawei, cuyas restricciones se justificaron mediante información clasificada.
La situación de Hikvision se asemeja a la que atravesó Huawei, que fue excluido de los proyectos de infraestructura 5G en varios países aliados. Estados Unidos, Reino Unido y Australia también han tomado medidas enérgicas contra Hikvision, particularmente por denuncias de que sus cámaras han sido usadas para vigilar a musulmanes uyghures en la región de Xinjiang, alegaciones que la administración china ha desmentido. La FBI ha señalado además sobre malware que afecta cámaras web, generando en Occidente la percepción de que el Internet de las Cosas (IoT) chino representa un riesgo mayor que aplicaciones como TikTok, que es calificada de spyware.
Hikvision ha manifestado su desacuerdo con la decisión de Canadá, argumentando que carece de una base fáctica, de justicia procesal y de transparencia. La compañía sostiene que este movimiento parece estar influenciado por el país de origen de su empresa matriz. A medida que las tensiones geopolíticas continúan afectando la relación con las empresas chinas, decisiones como la de Canadá tienden a ser vistas menos como juicios basados en tecnología y más como maniobras políticas.
Aunque no se sabe exactamente cuántos edificios públicos en Canadá utilizan dispositivos de Hikvision, Joly se ha comprometido a revisar y eliminar cualquier equipo restante. La ministra también instó a los canadienses a reflexionar sobre esta decisión y actuar en consecuencia. El gobierno canadiense parece centrarse en los riesgos de vigilancia, generando dudas sobre la confiabilidad de dispositivos inteligentes, como cámaras web y soluciones de control parental.
A medida que más hogares y espacios de trabajo adoptan cámaras y herramientas de monitoreo, la delgada línea entre la conveniencia y la intromisión se vuelve cada vez más difusa. Si las prohibiciones se vuelven más comunes, los vendedores pueden necesitar demostrar algo más que la efectividad de sus características para seguir siendo competitivos. El entorno político en torno al hardware y software tecnológico se vuelve cada vez más complicado de ignorar.