
Impulsa el éxito de la IA proactiva con un enfoque integrado en la gestión de API.
La inteligencia artificial proactiva ya está presente, pero sin una adecuada gestión de API, los riesgos de seguridad seguirán siendo un problema.
La evolución de la inteligencia artificial (IA) está entrando en una nueva etapa, marcada por el desarrollo de IA agentic, lo que implica que las máquinas tomarán decisiones autónomas. Hasta ahora, hemos visto avances en la capacidad predictiva y en el potencial generativo de estas tecnologías. Sin embargo, para aprovechar al máximo estas innovaciones, las organizaciones deben integrar sus agentes de IA de manera efectiva con diversos sistemas y fuentes de datos.
Las Interfaces de Programación de Aplicaciones (APIs) se han convertido en una herramienta clave para la estrategia de IA, actuando como el nexo necesario para que los agentes se conecten con los sistemas empresariales. Según datos de IDC, las entidades que ya han implementado aplicaciones y servicios potenciados por GenAI cuentan con aproximadamente cinco veces más APIs que aquellas que todavía no han realizado inversiones en esta área.
Sin embargo, el aumento descontrolado de conexiones entre sistemas puede derivar en problemas conocidos como API sprawl, lo que a su vez genera riesgos significativos en términos de ciberseguridad y cumplimiento normativo. A medida que las empresas se adentran en esta nueva era de IA agentic, la creación de nuevas APIs puede superar su capacidad para seguir las mejores prácticas relacionadas con la gobernanza y la gestión de seguridad, lo que podría causar retrasos y complicaciones.
El fenómeno de las APIs "sombras"—aquellas no documentadas—complica aún más la situación, ya que es difícil calcular con precisión cuánto ha crecido esta problemática. Se ha sugerido que, en 2021, el número de APIs en todo el mundo podría haber superado los 200 millones, y muchas empresas pueden tener miles de ellas, además de un número estimado de 29 APIs sombras por cuenta. La cultura de "construir primero y pensar en la gobernanza después" solo aumentará el número de estas APIs no supervisadas.
A esto se suma la existencia de APIs "zombis", que son aquellas que ya no se utilizan activamente. Por ejemplo, un desarrollador puede crear una API para satisfacer una necesidad temporal, pero olvidarse de eliminarla una vez completada la transferencia de datos. Tanto las APIs sombras como las zombis generan importantes riesgos de seguridad, especialmente porque casi uno de cada tres APIs no están gestionadas y solo la mitad de las empresas cuenta con herramientas para detectarlas.
Los actores maliciosos son expertos en localizar APIs expuestas y sin gestionar, que suelen tener vulnerabilidades como autenticaciones débiles o ausentes, lo que puede resultar en robo de datos, infecciones por ransomware, creación de cuentas falsas y otros problemas que pueden llevar a sanciones regulatorias, pérdidas financieras y daños a la reputación de la empresa.
Para abordar el tema del API sprawl, las organizaciones deben adoptar estrategias de gestión de APIs (APIM) robustas. Identificar la proliferación de APIs como un problema es un primer paso, pero implementar soluciones efectivas puede ser más complicado. Las herramientas de gestión de APIs que actualmente utilizan muchas empresas no están diseñadas para satisfacer las necesidades de la era de la IA agentic, creando cuellos de botella en TI que obstaculizan la innovación.
Es esencial centralizar la visibilidad y el control de las APIs dentro de una única plataforma, aplicando gobernanza federada en todo el ciclo de vida de las mismas. De este modo, se pueden establecer políticas granuladas, gestionar requisitos de seguridad y observabilidad, así como automatizar procesos para liberar a los desarrolladores de cargas innecesarias.
Además, es importante implementar capacidades de monitoreo y control del uso de APIs para garantizar un abordaje eficiente de los socios comerciales. La gestión continua del cumplimiento normativo y de los acuerdos de nivel de servicio (SLA) también son elementos fundamentales de una estrategia central de APIM.
A medida que las empresas adopten cada vez más agentes de IA, la gestión de APIs se convierte en un aspecto crítico. Si se pasa por alto, las organizaciones corren el riesgo de aumentar sus vulnerabilidades en ciberseguridad y no podrán desbloquear todo el potencial de la IA agentic. Con una estrategia de APIM sólida, las organizaciones estarán mejor preparadas para construir un futuro verdaderamente autónomo, lo que les permitirá optimizar sus operaciones comerciales y liberar a los empleados para que se concentren en tareas de mayor valor, creando así una ventaja competitiva más sólida y duradera.