
La inteligencia artificial en recursos humanos se convierte en mi pesadilla constante.
Los currículums de todos están atrapados en un limbo algorítmico.
La búsqueda de empleo se ha transformado en un proceso cada vez más influenciado por la inteligencia artificial, lo que ha generado preocupación entre los candidatos. En lugar de ser evaluadas por un humano, muchas solicitudes de trabajo son filtradas por sistemas algorítmicos. Un reciente estudio reveló que el 92% de los gerentes de contratación utilizan herramientas de inteligencia artificial para revisar currículos o realizar entrevistas preliminares. Sin embargo, estas tecnologías frecuentemente desechan a numerosos candidatos potencialmente validos, decidiendo quién recibe una respuesta y quién es ignorado.
A pesar de que las ofertas de trabajo están disponibles, la correcta presentación del currículo se ha vuelto un requisito indispensable. Una simple frase mal redactada o un rol poco convencional pueden llevar a que un candidato sea prácticamente inexistente en este proceso. Esto se complica aún más, ya que un currículo bien elaborado puede parecer similar a aplicaciones genéricas generadas por programas de inteligencia artificial.
Personalmente, he experimentado entrevistas iniciales donde, aunque mi solicitud fue aprobada, mi conversación fue con un sistema automatizado que analiza mis respuestas a preguntas predefinidas. Este tipo de interacción se siente más como una prueba técnica que una entrevista real.
El problema radica en que, a pesar de que estas herramientas están diseñadas para optimizar el proceso de selección, a menudo fallan al hacerlo adecuadamente. Los sistemas suelen valorar la conformidad con palabras clave sobre la experiencia y el potencial del candidato. Esto plantea un verdadero reto, ya que se está reduciendo el proceso de búsqueda de empleo a un juego adversarial en el que el éxito depende más de descifrar algoritmos que de la calidad de las habilidades o ideas.
Además, la tendencia actual en la asesoría profesional prioriza el networking y la comunicación directa frente al envío tradicional de currículos. Mientras que estas estrategias pueden ser efectivas, sugiere que, si no se cuenta con conexiones, el envío de currículos puede ser en vano.
Las empresas, en su afán de acelerar el proceso de contratación, también se ven perjudicadas. Al enfocarse tanto en la eficiencia, están construyendo barreras que impiden la llegada de personas que podrían aportar creatividad y crecimiento a la organización. Esto se traduce en la dificultad para innovar cuando el grupo de candidatos se limita únicamente a aquellos que han descifrado el enigma de las palabras clave.
Otro aspecto crítico es que estas herramientas, en su intento de acortar tiempos, a menudo terminan causando más problemas. Un filtro de IA que resulta demasiado riguroso puede eliminar hasta el 90% de los aspirantes, incluidos algunos de los más capacitados, obligando a las empresas a repostear sus ofertas y buscar contadores de personal, lo cual implica costos adicionales.
La solución a estas inquietudes no se encuentra solo en mejorar la tecnología, sino en reflexionar sobre la sostenibilidad de estos métodos. La consideración de que la inteligencia artificial podría reemplazar a trabajadores humanos, incluso a altos ejecutivos, genera inquietud y sugiere que el enfoque actual necesita una revisión urgente. Es fundamental que las herramientas de IA complementen, pero no reemplacen, la interacción humana en el proceso de contratación.
Mientras me encuentro en medio de mi propia búsqueda de empleo, con cartas de presentación que he dedicado tiempo a redactar, sigo preguntándome si alguna de ellas logrará captar la atención de un ser humano en un proceso cada vez más dominado por algoritmos.