
La influencia de la inteligencia artificial en el mundo de los perfumes.
Algunos lo consideran innovador, mientras que otros lo ven como una forma de borrado.
En un laboratorio de alta tecnología y millonario en el paseo marítimo de Manhattan, se está convirtiendo un trozo de ciruela de verano en un código de fragancia. Este es el objetivo de Osmo, una startup de tecnología de fragancias que afirma estar desarrollando inteligencia olfativa artificial. Este emprendimiento busca ofrecer compuestos de fragancias a medida con una sorprendente rapidez: puede entregar una muestra en 48 horas desde la solicitud inicial del cliente. Así, el tiempo de espera para un perfume personalizado podría ser tan breve como el de un pedido de Amazon Prime.
Tradicionalmente, la creación de una fragancia es un proceso largo. Después de que un cliente proporciona un concepto o sentimiento, un perfumista puede tardar semanas o incluso meses en desarrollar la fórmula, realizando numerosas modificaciones. Cada versión debe estabilizarse antes de ser evaluada en términos de equilibrio y persistencia en la piel. Además, la materia prima puede requerir años de cultivo, y el proceso incluye el embotellado y revisiones regulatorias. En total, el tiempo desde la idea hasta el mercado puede oscilar entre seis meses y un año y medio, o incluso más en el caso de perfumes de lujo.
Osmo busca revolucionar este mercado mediante la digitalización de una ciruela y la agilidad con la que puede analizar y manipular moléculas de olor. En un congreso de fragancias, tuve la oportunidad de oler la "ciruela digitalizada", y las opiniones fueron diversas: algunos la encontraban demasiado medicinal o artificial, cuestionando la ausencia de elementos como la madurez o la complejidad que un perfumista humano aportaría.
La inteligencia artificial (IA) ya está presente en el mundo de las fragancias a través de las principales conglomerados del sector, como DSM-Firmenich, Givaudan, IFF y Symrise, que integran IA en sus procesos. Por ejemplo, Givaudan utiliza un sistema llamado Carto para ayudar a los perfumistas a refinar sus fórmulas, mientras que DSM-Firmenich ofrece su plataforma EmotiON para crear aromas que supuestamente mejoran el bienestar.
El perfumista principal de DSM-Firmenich, Frank Voelkl, afirma que utiliza IA diariamente, facilitando aspectos técnicos y legales, de forma que puede concentrarse en la parte creativa del proceso, que es donde se requieren su imaginación e intuición. Jovenes perfumistas como Heather, en Francia, han integrado el uso de IA en su formación, viéndola como una herramienta esencial en su proceso creativo, mientras que generaciones anteriores la consideran un recurso secundario.
El profesor Pierre Vouard advierte sobre la posible pérdida de habilidades artesanales mientras que la generación de nuevas fragancias se democratiza, haciéndola más accesible desde un punto de vista financiero. Sin embargo, perfumistas como Michael Nordstrand critican la falta de transparencia en las prácticas de las empresas de fragancias basadas en IA, que a menudo eluden el conocimiento desarrollado por profesionales en el área.
Osmo, cuya cifra de fragancias a producir supera en número a las creadas en décadas pasadas, afirma que su modelo consume menos energía que otros sistemas de IA. No obstante, también reconocen que no cuentan con un seguimiento del consumo energético de sus procesos, lo que genera dudas sobre la sostenibilidad de sus prácticas.
El uso de IA en la industria de la belleza es una realidad compleja y en evolución. Algunas marcas independientes están aplicando técnicas como videos generados por IA para simular mensajes de sus fundadores sin revelar su origen, lo que preocupa a consultores de fragancias sobre la desvalorización del trabajo humano y el impacto ambiental. Asimismo, los materiales naturales requieren años de cosecha y curado, mientras que laboratorios como Osmo pueden proporcionar una muestra personalizada en un plazo de días.
La velocidad de este proceso, aunque atractiva, plantea interrogantes sobre la desconexión que podría surgir con el mundo físico del que emanan estas fragancias. En Stéle, un minorista de fragancias en Nueva York, se siente la tensión entre la rapidez y la autenticidad del proceso de creación. Los cofundadores sienten que la integridad de la artesanía en la perfumería está en riesgo y sostienen que la transparencia sobre el uso de IA en el proceso creativo debería ser una prioridad.
Sin un diálogo claro sobre el lugar de la IA en la perfumería, el futuro de esta industria podría evolucionar sin consideración por las tradiciones humanas que han dado vida a las fragancias en primer lugar.