
La función de grabación de llamadas en iOS 18.5 simplifica enormemente mi trabajo.
He probado todos los métodos para grabar llamadas, desde adaptadores torpes hasta aplicaciones de 80 dólares. La actualización iOS 18.5 de Apple finalmente trae la solución que necesitaba.
Como periodista, la grabación de entrevistas es esencial para mi trabajo, pero durante años ha sido la parte más complicada de mi rutina. He probado diversas técnicas, desde usar Notas de Voz mientras ponía la llamada en altavoz, hasta grabadores externos. En un momento, incluso pagué $79.99 al año por una aplicación llamada TapeACall, que parecía una solución más que un verdadero servicio, ya que requería llamar a un número de terceros y fusionar las llamadas, lo que significaba explicar el proceso engorroso a cada fuente. Antes de eso, utilizaba un micrófono para teléfonos de Olympus, que conectaba mi iPhone a un grabador. También, en tiempos más remotos, dependía de un adaptador de línea fija, el VEC TRX-20, que hacía sentir que estaba en pleno 2004. Recuerdo una ocasión en la que lo conecté al receptáculo equivocado de mi grabadora Sony, lo que resultó en una entrevista totalmente perdida; tuve que volver a llamar a la fuente y rehacer toda la conversación.
Por eso, cuando Apple presentó una función nativa para grabar y transcribir llamadas en la actualización de iOS 18, me sentí intrigada. Ahora, con la versión 18.5, he probado esta característica en entrevistas reales y ha resultado ser un cambio significativo. Así es como funciona: al iniciar una llamada, aparece un ícono de forma de onda en la esquina superior izquierda de la pantalla. Al tocarlo, se muestra una notificación que indica que la llamada está siendo grabada, y la otra persona recibe una alerta de Siri, lo que es fundamental desde el punto de vista legal y ético. Luego, la aplicación no solo graba la llamada, sino que también la transcribe automáticamente, guardando tanto el audio como la transcripción en Notas.
La primera vez que utilicé la nueva función fue al investigar sobre Labubu, un curioso figura de colección con una leal base de seguidores en línea. Tenía varias entrevistas programadas y, en lugar de lidiar con TapeACall o arreglar una entrevista por Zoom, simplemente toqué el ícono de forma de onda al iniciar la llamada. Fue sencillo. La otra persona fue notificada y pude concentrarme en la conversación, sin preocuparme de si la tecnología fallaría. La transcripción fue sorprendentemente precisa; no perfecta, pero lo suficientemente buena como para buscar citas, revisar momentos clave e incluso extraer texto con una mínima edición. Su precisión se asemeja a la de Otter.ai, un servicio que también utilizo para transcribir archivos de audio, aunque ambos cometieron el encantador error de transcribir "Labubu" como "little boo-boo".
La mayor ventaja ha sido el tiempo. Las horas que solía pasar escuchando nuevamente entrevistas para encontrar una simple cita ahora se reducen a un desplazamiento y una búsqueda por palabras clave. Además, me siento más presente en las llamadas, sin distracciones ni la prisa de comprobar si mi aplicación de la semana está funcionando.
Esta actualización no es solo una cuestión de comodidad. Para todas aquellas personas cuya labor depende de la precisión, el consentimiento y la eficiencia —como periodistas, investigadores e incluso cuidadores— es un cambio revolucionario. Para quienes hemos lidiado con adaptadores plásticos y la ansiedad de que la luz roja se mantuviera encendida, finalmente parece que hemos alcanzado el futuro.