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El audaz plan para transformar Marte bombardeándolo con asteroides.

Para que los futuros colonizadores de Marte puedan sobrevivir sin trajes presurizados, deberán crear una atmósfera más densa. Una posible estrategia para lograrlo sería impactar el planeta rojo con asteroides que contengan agua.

A medida que se estudian y comprenden más los planetas, la posibilidad de colonizarlos parece cada vez más lejana. Aunque Marte es el cuerpo celeste más cercano a la Tierra, sus condiciones son extremadamente adversas para la vida. A pesar de esto, NASA planea enviar astronautas al planeta rojo, y Elon Musk aboga por establecer una presencia humana allí. En un enfoque inmediato, se proponen construir hábitats cerrados para la colonización de Marte, pero a largo plazo, algunos entusiastas de la exploración espacial sugieren una estrategia más ambiciosa: la terraformación de Marte, es decir, transformar el planeta para que adquiera características similares a las de la Tierra.

Los científicos reconocen que cualquier propuesta de terraformación está a décadas de ser viable, aunque ya se están realizando cálculos para evaluar cómo podría llevarse a cabo este monumental proceso. Leszek Czechowski, profesor en el Instituto de Geofísica de la Academia Polaca de Ciencias, ha esbozado un método para convertir el planeta de color oxidado en un lugar donde los humanos puedan caminar sin trajes espaciales. Su propuesta involucra bombardear a Marte con asteroides provenientes de las lejanías del sistema solar.

Marte es un planeta desértico, carente de oxígeno y con una atmósfera tan delgada que impide la acumulación de agua líquida en su superficie. Ninguna de estas características se modificará sin abordar primero la falta de presión atmosférica. Una persona que esté desprotegida en la superficie marciana no morirá por asfixia o congelación, sino porque su sangre hirviera casi instantáneamente debido a la falta de atmósfera.

En la Tierra, la presión atmosférica se debe a la masa total de gases que componen su densa atmósfera. A nivel del mar, la presión es equivalente a 101,325 pascales, mientras que en Marte apenas alcanza los 600 pascales, menos del 1% de la presión en nuestro planeta. Por lo tanto, para comenzar el proceso de terraformación, los científicos deben engrosar primero la atmósfera de Marte. Otros desafíos importantes, como las temperaturas extremas, la protección contra la radiación solar y la presencia de agua, se abordarían en fases posteriores.

Todos los científicos que investigan la terraformación de Marte llegan a la misma conclusión: no hay suficiente material en el planeta para cambiar su atmósfera, y cualquier intento de transportar elementos allá requeriría un gasto energético sin precedentes. La solución de Czechowski a este problema consiste en bombardear Marte con asteroides. En su propuesta, un asteroide grande se lanzaría directamente hacia Hellas Planitia, un enorme cráter de impacto en el hemisferio sur de Marte. Según esta teoría, el impacto de un asteroide con elementos esenciales para la habitabilidad del planeta haría que Marte se calentara y su atmósfera se engrosara.

No obstante, no puede ser cualquier asteroide; debe poseer abundantes cantidades de agua y nitrógeno. Esto excluye de inmediato cualquier asteroide del cinturón que se encuentra entre Júpiter y Marte. En cambio, cualquier gran roca debería proceder del cinturón de Kuiper, que rodea el sistema solar exterior y está lleno de objetos congelados y agua primordial.

Los humanos del futuro tendrían que viajar a esta región remota para seleccionar el asteroide ideal y acoplar un propulsor. Este propulsor se usaría para ralentizar el asteroide en órbita, permitiendo que la gravedad del sol lo arrastre hacia las regiones internas del sistema solar. Se harían más impulsos con el propulsor y se aprovecharían los campos gravitacionales de otros planetas para asegurar que el asteroide colisione con Marte, con un trayecto estimado de 29 a 63 años. Al impactar, se espera que los elementos del asteroide se fusionen con el entorno marciano y, con suerte, desencadenen procesos volcánicos que contribuyan a la formación de una atmósfera más densa y amigable con la vida.

Czechowski explica que “la creación de una atmósfera que permita la vida humana es posible mediante la importación de materia de otros cuerpos celestes”. La cantidad de energía requerida para llegar al cinturón de Kuiper y propulsar un asteroide hacia Marte podría equivaler al consumo total de energía de varios años en la Tierra. Él estima que "debido a la enorme cantidad de energía necesaria, una planta de energía basada en un reactor termonuclear (que funcione con hidrógeno local) y un motor iónico parece ser la opción más adecuada" para llevar a cabo esta misión.