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Prueba del Sigma BF: Mínimo hasta el extremo

Tenía muchas ganas de enamorarme del Sigma BF, pero no logró convencerme del todo.

El Sigma BF, presentado en febrero, es una cámara réflex digital de formato completo y lente intercambiable que se destaca por su enfoque minimalista, ya que solo cuenta con un botón de obturación, un dial y tres botones. Aunque esta simplicidad promete ser transformadora, la experiencia de uso puede resultar insatisfactoria.

La construcción del Sigma BF es una de sus características más notorias. Esta cámara está fabricada a partir de una sola pieza de aluminio mediante un proceso que, según Sigma, dura siete horas. El resultado es una calidad de construcción que supera a modelos de Fujifilm, como el X-E3 y el X-S20. Sin embargo, el diseño puede parecer incómodo al principio, aunque resulta sorprendentemente tolerable gracias a los bordes biselados que mejoran la ergonomía. Aún así, la falta de un agarre adecuado se hace notar, especialmente al utilizar lentes pesados. Además, carece de un zapato caliente para accesorios de terceros y solo tiene un orificio para correa, lo que obliga a sostener la cámara en la mano si no se cuenta con un soporte adicional.

La experiencia de disparo con el BF es diferente a la de las cámaras digitales convencionales. Su interfaz consiste en un botón de obturación, un dial y botones para encender, revisar imágenes y acceder a un menú secundario. Aunque incluye una pantalla táctil, su uso es limitado durante la captura de imágenes. La interacción principal se hace a través del dial, el cual permite ajustar la exposición de manera secuencial, creando una experiencia que se siente lenta al tratar de capturar momentos fugaces.

Durante una jornada fotográfica, un padre paseando en bicicleta con su hijo fue un ejemplo claro en el que la BF no cumplió con mis expectativas. Con otras cámaras, habría podido ajustar varios parámetros de forma inmediata, pero el BF obligó a realizar ajustes uno a uno, lo que resultó en la perdida del momento.

Las limitaciones en la configuración rápida son notables, y la falta de opciones para personalizar esta pantalla es decepcionante. Aunque la BF presenta un menú menos saturado que muchas cámaras actuales, la posibilidad de modificarlo para que muestre solo lo esencial hubiera mejorado la experiencia de usuario.

Otro aspecto decepcionante es la ausencia de un medidor de exposición claro en la pantalla principal. Este tipo de inconveniente se traduce en frustración al intentar ajustar la exposición, ya que las opciones para visualizar histogramas son limitadas y poco prácticas durante el uso. Aunque se pueden habilitar patrones visuales como el "False Color", ninguno de ellos se compara con un histograma tradicional para el control preciso de la exposición.

En el ámbito de video, la BF ofrece algunas especificaciones atractivas, como grabación en 6K y soporte para L-Log, pero su simplicidad se convierte en una desventaja al tener una pantalla fija y carecer de estabilización de imagen en el cuerpo. Esto complica la obtención de tomas utilizables.

Pese a estas críticas, el BF es capaz de tomar fotografías de gran calidad gracias a su sensor de 24 megapíxeles. La detección de enfoque automático también es efectiva, lo que facilita la captura de retratos. En resumen, el Sigma BF plantea ideas interesantes sobre lo que puede ser una cámara en 2025, pero su ejecución tiene margen de mejora. Con refinamientos, futuras versiones podrían evolucionar hacia un producto realmente excepcional, siempre y cuando encuentren formas de integrar características prácticas, como una pantalla desplegable.