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Los responsables de seguridad están reconsiderando sus estrategias en un entorno de nubes fragmentadas.

Cómo los CISO pueden garantizar la seguridad en un entorno de nube fragmentado.

El modelo de nube híbrida se debía considerar como la solución al dilema de flexibilidad en el ámbito de TI. Este enfoque, que combina el control de los entornos locales con la escalabilidad de la nube pública, otorgaba a las empresas la agilidad necesaria para adaptarse a nuevas exigencias sin necesidad de realizar reformas profundas en su infraestructura. Sin embargo, lo que comenzó como una ventaja estratégica ha evolucionado, para muchos directores de seguridad de la información (CISOs), en un mosaico de herramientas fragmentadas, equipos aislados y brechas en la visibilidad. Esto ha resultado en un ambiente cada vez más complicado de asegurar, y la solución no radica simplemente en implantar más tecnología, sino en replantear cómo los CISOs lideran en este complejo panorama híbrido.

Con la llegada de la nube híbrida, la seguridad se ha hecho mucho más compleja. Mientras que en los centros de datos tradicionales existían perímetros bien definidos, la computación en la nube obligó a adoptar modelos de seguridad más distribuidos. La nube híbrida ha generado un escenario en el que las cargas de trabajo se mueven entre diferentes nubes, lo que difumina las responsabilidades de seguridad entre los equipos de TI, DevOps y cumplimiento normativo. Esta complejidad desafía las suposiciones sobre las estrategias de seguridad anteriores, ya que las herramientas que funcionaban bien en entornos aislados tienen dificultades para proporcionar una protección unificada.

Frente a este panorama, muchos líderes de seguridad han decidido invertir en herramientas que mejoran la visibilidad. Sin embargo, contar con un buen panel de control y alertas no garantiza la seguridad. No se trata solo de lo que se puede observar, sino de cuán rápida e inteligentemente se puede actuar ante cualquier situación. La integración en seguridad se vuelve esencial; es necesario que esta esté incrustada en la infraestructura híbrida desde el principio, lo que implica consolidar controles de políticas y habilitar la portabilidad de las cargas de trabajo sin comprometer la seguridad.

Los CISOs más eficaces no se limitan a ser expertos en tecnología; son arquitectos que buscan simplificar. Esto puede implicar la consolidación de plataformas de infraestructura y la estandarización de políticas de seguridad en entornos de nube y locales. Colaborar más estrechamente con arquitectos empresariales y líderes de negocio es crucial para diseñar la seguridad desde el inicio, evitando la necesidad de ajustes posteriores.

Los modelos de colaboración que unen la infraestructura y la seguridad son vitales en este proceso. Cuando las plataformas de nube híbrida se integran con capacidades avanzadas de cortafuegos, los CISOs obtienen un enfoque consistente y basado en políticas que se adapta junto con las cargas de trabajo, automatizando su aplicación y simplificando así las operaciones diarias.

La tendencia está cambiando hacia un modelo operativo donde las organizaciones abandonan roles y responsabilidades fragmentadas. En lugar de tener equipos separados para la nube y el centro de datos, algunas están formando equipos encargados de gestionar los entornos híbridos de manera integral. Al consolidar la red, la seguridad y las operaciones, se mejora la eficiencia y se aplican mejor los principios de cero confianza.

Con estas iniciativas, las organizaciones están pasando de una seguridad reactiva a una resiliencia proactiva. Aunque no es posible prevenir todas las brechas de seguridad, es factible diseñar sistemas que detecten, contengan y permitan una recuperación eficiente. Esto proporciona a las empresas la confianza necesaria para avanzar sin comprometer su seguridad.

A medida que la nube híbrida se afianza, surge la crucial interrogante para los CISOs sobre cómo liderar este entorno de manera que garantice la seguridad desde su concepción. Este proceso requiere embracing la simplificación, fomentando la colaboración y la integración de la seguridad en todos los niveles de las operaciones híbridas. La complejidad se ha convertido en la mayor vulnerabilidad, mientras que la claridad se manifiesta como la defensa más potente.