
Riot apuesta por las apuestas deportivas para financiar sus ligas de esports.
Inyectar dinero de las apuestas deportivas en una industria con falta de recursos podría ser una receta para el fracaso.
Riot Games ha tomado la decisión de abrir sus ligas de esports de League of Legends y Valorant a patrocinios de apuestas deportivas, buscando nuevas fuentes de ingresos para la industria del esports, que atraviesa momentos difíciles. Esta medida permitirá a las organizaciones de élite, consideradas como el más alto nivel de jugadores profesionales en América del Norte, del Sur y Europa, asegurar patrocinadores pagados de empresas de apuestas deportivas, un tipo de patrocinio que anteriormente estaba prohibido.
John Needham, presidente de publicación y esports en Riot Games, mencionó que esta decisión responde a las solicitudes de los jugadores y organizaciones de esports, apuntando a la necesidad de generar más oportunidades de ingresos para los equipos. En el pasado, los ingresos por patrocinios abundaban, permitiendo a los editores de juegos obtener grandes ganancias y a las organizaciones pagar salarios millonarios a los jugadores. El mercado de esports atraía a inversores de medios y compañías deportivas tradicionales que buscaban capitalizar en este sector en crecimiento. Un ejemplo notable es la Overwatch League de Activision Blizzard, que vendió franquicias por decenas de millones a inversores destacados.
Sin embargo, la realidad actual es diferente. La baja generación de ingresos en comparación con los altos costos operativos y el impacto negativo de la pandemia de covid-19 llevaron a que las empresas retiraran su inversión al no ver retorno económico. Esto ha obligado a organizaciones y editores de videojuegos a encontrar nuevas formas de financiar a jugadores y personal, tal como lo ha hecho la Overwatch League. En respuesta, Riot ha ajustado su estructura de ligas para afrontar lo que se ha denominado el “invierno del esports”, lo que implicó una reducción en el número de equipos y costos de participación, además de renegociar su acuerdo de reparto de ingresos con los equipos asociados.
La inclusión de nuevas categorías de patrocinadores es un intento más de Riot por aportar sostenibilidad en medio de la crisis del sector. Las empresas de apuestas deportivas podrían ser una solución adecuada para llenar el vacío de financiamiento, ya que ofrecen algunas de las mejores compensaciones. Hasta ahora, Riot había restringido a sus organizaciones asociadas la aceptación de patrocinios de empresas de apuestas, pero ha indicado que ahora establecerá normas para implementar este tipo de patrocinio de manera responsable. Estas normas incluyen la revisión de patrocinadores potenciales, la adhesión a un programa de integridad, y la prohibición de anuncios de apuestas en la vestimenta de los equipos o en las transmisiones oficiales de Riot.
La integración formal de las apuestas deportivas entraña riesgos significativos tanto para la integridad competitiva como moral. La audiencia de estos eventos incluye a niños y jóvenes, exponiéndolos a un entorno mediático que podría saturarse con ofertas de apuestas. Aunque Riot restringe la exhibición de marcas de empresas de apuestas en camisetas y transmisiones oficiales, la cobertura mediática de los esports podría verse igualmente afectada por un incremento en propuestas relacionadas con el juego, algo que ya se ha observado en el ámbito de los deportes tradicionales tras la derogación de la Ley de Protección de Deportes Profesionales y Amenores en 2018.
Además, el sector de esports ha enfrentado acusaciones e investigaciones sobre amaños de partidas en League of Legends y Valorant, sumando a la controversia. La introducción de patrocinios de apuestas, que podría volverse una fuente principal de ingresos para muchos equipos, tiene el potencial de agravar problemas de integridad competitiva existentes y abrir nuevos caminos para el acoso a los jugadores. Con los ingresos de esports aún relativamente bajos, la búsqueda desesperada de nuevas fuentes de financiamiento podría llevar a decisiones controvertidas, tales como la participación en eventos patrocinados por Arabia Saudita que han sido objeto de críticas por su estrategia de lavado deportivo.