
OLED, mini-LED y LED: ¿cuál tipo de televisor es el más eficiente en el consumo de energía?
Consideraciones sobre pantallas verdes.
Los televisores modernos están alcanzando niveles de brillo sin precedentes, y junto a un incremento en el tamaño de la pantalla, ello conlleva un mayor consumo energético. Con modelos que frecuentemente superan las 75 y 85 pulgadas, la eficiencia energética se ha convertido en un aspecto crucial, tanto para reducir las facturas de electricidad como para mitigar el impacto ambiental.
Al explorar diferentes tipos de televisores como OLED, mini-LED y LED regular, se puede observar que la tecnología subyacente impacta no solo en la calidad visual de las películas, sino también en la cantidad de energía que consumen. A continuación, se examina cómo cada tipo de televisor afecta su uso y el impacto del rango dinámico alto (HDR).
Los televisores LED regulares, como los modelos básicos de Fire TV de Amazon, cuentan con un retroiluminado que está siempre encendido. Independientemente del contenido visualizado, ya sea un thriller oscuro o un dibujo animado, el panel consume aproximadamente la misma cantidad de energía, ya que la retroiluminación brilla a través del panel LCD sin importar la imagen.
Las mejoras del mini-LED se basan en reducir el tamaño de los diodos emisores de luz, lo que permite incrementar su número. Esto se traduce en un mayor brillo y en la capacidad de tener más zonas de atenuación local, donde la retroiluminación se apaga selectivamente en áreas oscuras y se refuerza en las brillantes.
Por otro lado, la tecnología OLED se basa en un enfoque distinto. Cada píxel se ilumina de forma independiente, lo que significa que solo se utiliza energía donde es necesario. En escenas oscuras, gran parte de la pantalla puede estar apagada, lo que resulta en un contraste excepcional y un potencial reducido de consumo energético. Sin embargo, estudios han indicado que el consumo de energía de los OLED puede aumentar considerablemente con el brillo, superando incluso al mini-LED si se muestran contenidos a altas luminancias.
El HDR, formatos como Dolby Vision y HDR10+, exigen a los televisores alcanzar picos de brillo intensos, sobre todo en las zonas más luminosas. Los OLED, que anteriormente eran menos exigentes en términos de energía, ahora compiten en brillo con los mini-LED, lo que representa un costo energético mayor.
En términos de consumo energético diario, pruebas reales muestran que el tipo de panel, el brillo y el tipo de contenido impactan significativamente en el consumo energético de un televisor. Según datos independientes, los televisores OLED pueden consumir más que los modelos LED al reproducir contenido HDR brillante, especialmente en modo de imagen vívida o configurados a la máxima luminosidad. Sin embargo, en escenas más oscuras o al visualizar contenido SDR, las áreas no utilizadas en los OLED permanecen apagadas, lo que reduce el uso de energía, a diferencia de los LED y mini-LED que mantienen la retroiluminación activa.
Ejemplos de cálculos indican que un televisor LED de 75 pulgadas, utilizado durante cinco horas al día, consume 131W y tendría un costo anual de $179.90 de electricidad, mientras un televisión OLED de tamaño equivalente usa 134W y costaría aproximadamente $182.73.
A lo largo del tiempo, el consumo de energía de los televisores no es constante. Por ejemplo, los OLED tienden a perder luminancia debido al desgaste de los píxeles orgánicos, lo que puede resultar en un uso energético ligeramente menor, aunque esto podría incentivar a los usuarios a elevar el brillo, cancelando el ahorro.
Las funciones inteligentes también impactan en el uso general de energía. Muchos modelos actuales consumen entre 1 y 3 watts en modo de espera, especialmente si son compatibles con asistentes de voz o actualizaciones automáticas, y aunque pueden parecer insignificantes, se suman con el tiempo.
Para reducir el consumo energético del televisor, se pueden adoptar diversas estrategias. Usar un modo de ahorro de energía o eco, que limita el brillo máximo y optimiza el consumo según las condiciones de luz ambiental, es uno de los métodos más eficaces. Sin embargo, cabe destacar que estas características podrían oscurecer la imagen, afectando la calidad visual.
Desactivar funciones como asistentes de voz siempre activos o modos de reconocimiento automático también contribuye a disminuir el consumo en segundo plano. Además, el uso de sensores de luz ambiental permite que el brillo se ajuste automáticamente según las condiciones del entorno.
En cuanto a etiquetas de energía, algunas como las aplicadas en la UE o EE. UU. se basan en pruebas estandarizadas que utilizan configuraciones de fábrica y contenido SDR, lo cual a menudo no refleja el verdadero consumo en situaciones reales donde la mayoría de los consumidores ven contenido HDR.
Finalmente, aunque el tipo de pantalla juega un papel importante en la eficiencia energética, las marcas de televisores también están invirtiendo en características que ahorran energía. Por ejemplo, LG promueve sus paneles OLED Evo como más eficientes gracias a nuevos materiales, mientras que los modelos mini-LED de Samsung incorporan configuraciones adaptativas que reducen el consumo con base en las condiciones de uso.
En resumen, los usuarios que deseen minimizar su consumo energético deben considerar el tamaño de la pantalla, dado que los modelos más grandes tienden a consumir más energía. Seleccionar un televisor de menor tamaño, como los de 55 o 65 pulgadas, puede tener un impacto notable en la factura eléctrica.