
NVMe 2.3 redefine silenciosamente los estándares de fiabilidad con opciones de recuperación ante fallos que podrían evitar el caos de datos en servidores durante fallos críticos de almacenamiento.
La aceptación de NVMe 2.3 sigue siendo incierta, a pesar de las mejoras ambiciosas que se han introducido.
NVM Express ha anunciado el lanzamiento de NVMe 2.3, una actualización que incluye 11 modificaciones en los conjuntos de comandos de almacenamiento y en los protocolos de transporte. Estas novedades afectan a tecnologías como NVM, Zoned Namespace, Key Value, Local Memory y Compute, además de mejorar PCIe, RDMA y TCP. Asimismo, se han actualizado las versiones del NVMe Management Interface a 2.1 y NVMe Boot a 1.3.
Uno de los objetivos de esta actualización es aumentar la fiabilidad, flexibilidad y eficiencia energética de las unidades de estado sólido (SSD). En términos de gestión de energía, se introduce la función Power Limit Config, que permite a los administradores limitar el consumo energético de un dispositivo NVMe. Esto es especialmente útil para prevenir el estrés en servidores más antiguos o en configuraciones donde es crucial monitorizar el consumo energético. Además, la nueva característica de Self-Reported Drive Power permite a los dispositivos de almacenamiento informar sobre sus niveles de consumo en tiempo real o a lo largo de periodos prolongados, facilitando así la planificación de capacidad y la detección temprana de fallos, al tiempo que se mantiene el consumo dentro de niveles sostenibles. Sin embargo, la efectividad de estas características dependerá de su implementación uniforme por parte de los fabricantes en diferentes modelos de SSD.
Adicionalmente, se han incluido cambios en la seguridad de la especificación. La función Sanitize Per Namespace permite borrar una porción definida del disco sin afectar al resto, lo que es útil en contextos donde ciertas partes del almacenamiento son retiradas o reasignadas mientras otros datos permanecen activos. Otra incorporación, Configurable Device Personality, otorga a un SSD la capacidad de ajustar sus modos de funcionamiento según las necesidades, priorizando velocidad o ahorro energético, lo que podría simplificar la gestión de arreglos de almacenamiento.
Una de las adiciones más significativas es la Rapid Path Failure Recovery. En caso de que se interrumpa la conexión entre el host y el subsistema de almacenamiento, el sistema puede redirigir los comandos a través de un camino alternativo en lugar de fallar por completo, lo que tiene como objetivo reducir el tiempo de inactividad y minimizar los errores por solicitudes repetidas. Esta mejora podría proporcionar una mayor resiliencia para organizaciones que operan con grandes clústeres o que gestionan SSD resistentes en condiciones de campo.