
Llevé mi Meta Quest 3 en un vuelo de 3,000 millas para que tú no tengas que hacerlo: esto es lo que descubrí.
Mi experiencia con el Quest 3 durante el vuelo fue algo agitada.
La experiencia de llevar un visor de realidad virtual en un vuelo fue un desafío para un entusiasta de la tecnología. A pesar de su admiración por el Meta Quest 3 y su reconocimiento del éxito de la compañía en ofrecer este tipo de entretenimiento en vuelos de Lufthansa, el usuario encontró numerosos inconvenientes que hicieron que la experiencia fuera menos placentera de lo que había anticipado.
Desde el inicio del viaje, la elección de contenido se convirtió en un problema. A pesar de que el Meta Quest es compatible con plataformas de streaming como Netflix, la búsqueda de películas para descargar a la headset resultó engorrosa, ya que la tienda de aplicaciones no contaba con una categoría específica para vuelos. Aunque logró adquirir una copia digital de Avengers: Endgame en 3D, el proceso no fue sencillo y también se encontró con un juego de ajedrez en realidad mezclada que, al final, no pudo utilizar debido a que solo estaba disponible online.
Al elevarse en el aire y con el permitido uso del visor, el usuario se sumergió en el metaverso, disfrutando de una película que había olvidado lo buena que era. Utilizó aplicaciones diseñadas para simular ambientes de cine, aunque decidió recurrir a la aplicación Meta TV en modo de realidad mixta, que le permitió ver el contenido mientras seguía consciente de su entorno, lo cual resultó útil durante la turbulencia.
Sin embargo, múltiples problemas surgieron durante el vuelo. El primero fue la duración de la batería del visor. Solo pudo ver una hora de la película antes de consumir casi la mitad de la energía de su dispositivo. Aunque contar con un banco de energía podría extender ese tiempo, llevar un setup completo de realidad virtual en un avión se presenta como una complicación debido a las limitaciones de espacio en el equipaje. Aunque optó por un soporte de batería más compacto, la necesidad de espacio para el visor y sus controladores seguía representando un desafío considerable.
A pesar de volar en un asiento de clase económica premium con espacio adicional, se dio cuenta de que el uso del visor en un asiento estándar podría causar molestias a otros pasajeros. Aunque la realidad mixta resultó más manejable, también consume más batería, lo que complica aún más las cosas.
A pesar de estos inconvenientes, el autor percibió un gran potencial en el Meta Quest 3, sugiriendo que con ciertas mejoras, la experiencia de vuelo podría optimizarse notablemente. Mejorias como controles de movimiento más sutiles, una batería más robusta y un sistema más ágil para descargar películas serían pasos importantes hacia un uso más efectivo de los visores de realidad virtual en aviones. Aunque en este momento no planea llevar su dispositivo en su próximo viaje largo, reconoció que podría convertirse en un gadget indispensable en el futuro.