
Cómo la ofensiva de Trump contra las energías limpias aumenta la contaminación de la inteligencia artificial.
Trump propone impulsar la extracción de recursos para potenciar la inteligencia artificial.
La semana pasada, durante un evento sobre inteligencia artificial y combustibles fósiles en Pittsburgh, Pensilvania, el presidente Donald Trump, acompañado de miembros de su gabinete y ejecutivos de importantes empresas del sector tecnológico y energético, como Google y ExxonMobil, destacó al director de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA), Lee Zeldin, como "el hombre más importante del día". Trump insinuó que Zeldin conseguiría rápidamente un permiso para la planta de producción eléctrica más grande del mundo. En días posteriores, la administración Trump eximió a las plantas de energía a base de carbón y a algunas instalaciones industriales de las regulaciones de contaminación del aire implementadas durante la era de Biden.
Con la continuidad de su política, Trump parece propiciar que la próxima generación de centros de datos funcione con mayores niveles de contaminación. Queda claro que su enfoque no se limita a debilitar las energías renovables, sino que también busca desmantelar las protecciones ambientales. En una entrevista en octubre de 2024, Trump manifestó que "realizar acciones para proteger el medio ambiente es mucho más costoso". Zeldin, en su papel como jefe de la EPA, se comprometió a impulsar la "dominancia energética de EE. UU." y a "hacer de América la capital de la inteligencia artificial del mundo". Recientemente, la EPA anunció miles de despidos, afectando gravemente su departamento de investigación y desarrollo.
Durante la Cumbre de Energía e Innovación de Pensilvania, Trump trató de atribuirse el mérito por inversiones privadas que ascienden a aproximadamente 36 mil millones de dólares para proyectos de centros de datos y 56 millones para nueva infraestructura energética. A pesar de la pomposidad del evento, la administración Trump desea que Pensilvania se convierta en un nuevo centro de centros de datos de inteligencia artificial, aprovechando su estatus como un importante productor de carbón y gas.
Bajo el mandato del expresidente Joe Biden, se había trazado un objetivo para que EE. UU. obtuviera toda su electricidad de fuentes libres de contaminación por carbono para 2035. A través de la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, se ofrecieron incentivos fiscales para facilitar la construcción de nuevas granjas solares y eólicas, un esfuerzo que se estimaba podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 por ciento en esta década. Sin embargo, la actual administración busca desactivar estos incentivos, lo que podría disminuir significativamente la capacidad de generación eléctrica en 2035, según algunos análisis.
A pesar del crecimiento en las demandas eléctricas por parte de los centros de datos, Trump ha reiterado que no se prevé que sean alimentados por energías renovables, reafirmando conceptos erróneos que caracterizan su postura sobre el cambio climático. Su administración ha avanzado en la creación de un entorno regulatorio más laxo que favorece la construcción de infraestructuras alimentadas por combustibles fósiles.
Zeldin tiene la tarea de eliminar cualquier obstáculo regulatorio para facilitar el crecimiento de la inteligencia artificial. Desde su asunción, ha dejado en claro que la EPA desempeñará un papel clave en la reforma de permisos que permita acelerar proyectos industriales y de energía. La administración también planea anular regulaciones sobre emisiones de gases bajo la Ley del Aire Limpio.
Aunque existen retos que podrían obstaculizar la agenda de Trump, como una demanda alta por turbinas de gas, y el hecho de que las fuentes renovables suelen ser más rápidas y económicas para implementar, el panorama actual apunta a una mayor dependencia de los combustibles fósiles para alimentar la creciente demanda de inteligencia artificial. Expertos advierten que este aumento en el uso de combustibles fósiles podría tener consecuencias negativas significativas en la lucha contra el cambio climático.
Mientras tanto, algunas de las grandes empresas tecnológicas han hecho compromisos recientes por energías sostenibles, pero sus informes sobre sostenibilidad indican que sus emisiones de gases de efecto invernadero continúan creciendo. Según expertos, aunque estas empresas podrían cumplir sus metas de sostenibilidad, afirma que están recibiendo un "pase libre" de la administración Trump para continuar sus prácticas contaminantes.