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Asegurando la seguridad empresarial en un mundo de cero confianza.

¿Cómo pueden las empresas mejorar su seguridad en un entorno de confianza cero?

En los últimos meses, varios incidentes de ciberseguridad han acaparado la atención de los medios de comunicación. Sin embargo, la cruda realidad es que pocas, si no es que ninguna, organizaciones empresariales han logrado mantenerse al margen de alguna violación de seguridad o ataque en los últimos 24 meses. Con el avance acelerado de la transformación digital, los equipos de TI enfrentan la creciente presión de manejar una superficie de ataque ampliada y vectores de amenaza más sofisticados, todo esto mientras equilibran recursos limitados y las demandas cambiantes del negocio.

En este contexto, los gobiernos a nivel mundial están implementando marcos de ciberseguridad más robustos. En Estados Unidos, el NIST Cybersecurity Framework proporciona directrices voluntarias para ayudar a las organizaciones a identificar, gestionar y reducir riesgos. En el Reino Unido, el esquema de Cyber Essentials garantiza que se implementen protecciones fundamentales para resguardarse de amenazas comunes. Aunque estos esfuerzos son significativos, la mera conformidad no es suficiente: se requieren estrategias proactivas de seguridad.

Un reto menos evidente para las grandes empresas es la proliferación de herramientas, especialmente en la gestión de puntos finales y acceso de usuarios en entornos distribuidos. Aunque las herramientas de terceros pueden ofrecer funcionalidades valiosas, también pueden añadir complejidad que dificulta mantener estándares de seguridad consistentes. Cada solución adicional puede presentar sus propios ciclos de actualización, prácticas de seguridad y necesidades de integración, creando brechas o ineficiencias si no se manejan de manera integral.

En lugar de depender de un conjunto diverso de herramientas, muchas organizaciones están buscando consolidar y estandarizar mediante plataformas nativas e integradas que se alineen con un enfoque de Zero Trust. En este cambio de paradigma, el ecosistema de Microsoft está desempeñando un papel cada vez más central en la estrategia de seguridad empresarial. Las organizaciones están adoptando Microsoft Entra ID para la gestión moderna de identidad y acceso, utilizando políticas de Acceso Condicional para personalizar el acceso según el contexto en tiempo real, e implementando la Autenticación Multifactor (MFA) como control básico.

En el lado de la gestión de puntos finales, Microsoft Intune sigue ganando terreno como una solución unificada para administrar dispositivos Windows, macOS y móviles. Para respaldar configuraciones seguras a gran escala, el Centro para la Seguridad en Internet (CIS) ofrece políticas de Intune predefinidas e imágenes de sistema estandarizadas, proporcionando a las organizaciones una base sólida para hacer cumplir consistentemente los parámetros de seguridad a lo largo de sus entornos.

Con el fin de mejorar la visibilidad y el control, se está dando una creciente importancia a las soluciones que proporcionan información sobre la conformidad de los dispositivos, el estado de las actualizaciones y la salud del sistema, asegurando que los equipos puedan tomar decisiones informadas y en tiempo real sobre sus entornos sin añadir carga innecesaria.

Es fundamental que la seguridad se integre en cada capa de la estrategia de TI empresarial. A medida que los puntos finales se diversifican y la infraestructura se vuelve más dinámica, la superficie de ataque potencial se expande. Para mantenerse al día, los equipos de TI y seguridad deben colaborar, trabajando juntos en la gestión de identidad, puntos finales e infraestructura para implementar un modelo de defensa proactivo y unificado.

En última instancia, el fortalecimiento de la seguridad empresarial no se trata de eliminar herramientas, sino de reducir la complejidad innecesaria, adoptar las capacidades nativas de las plataformas y alinearse con marcos como el de Zero Trust. En un panorama de amenazas que está en constante cambio, las organizaciones más resilientes serán aquellas que prioricen la agilidad, automatización y seguridad integrada desde sus cimientos.