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Clair Obscur: La esencia del estilo de Expedition 33.

Clair Obscur: Expedition 33 utiliza las imágenes de la era de la Belle Époque para fortalecer su relato sobre el optimismo y la tristeza.

Clair Obscur: Expedition 33 inicia con una imagen impactante de la Torre Eiffel que se pliega sobre sí misma, dejando en claro que se trata de una propuesta muy francesa, aunque con un giro. Este RPG por turnos se sumerge en la estética del país natal de su desarrollador, Sandfall Interactive, destacándose entre un mar de influencias prominentes. La narrativa, centrada en la muerte y el duelo, evoca comparaciones con grandes títulos del género como Final Fantasy X y Lost Odyssey, pero plantea un matiz único: mientras que los protagonistas de estos últimos nunca lucieron un boina, los personajes de Clair Obscur lo hacen.

La estética francesa que atraviesa el juego podría parecer un mero adorno superficial. Sin embargo, al profundizar un poco en la historia francesa, surge un entendimiento más profundo de que, en este caso, el estilo es en realidad contenido. En su prólogo, el juego establece rápidamente su trama, introduciendo un contexto narrativo cuando los habitantes de Lumiére enfrentan el Gommage, una calamidad anual provocada por un ser divino llamado la Pintora, que concede un destino mortal a quienes superan un número que aparece en el cielo. Para poner fin a esta muerte constante, se envía anualmente una expedición de voluntarios, formando así el núcleo del juego.

Lumiére, que presenta hitos emblemáticos como la Torre Eiffel y el Arco de Triunfo, se asemeja a una versión distorsionada de París. La ambientación, con calles que combinan la arquitectura del Art Nouveau y el Neoclasicismo, nos transporta a la Belle Époque. Este periodo, que va de 1871 a 1914, se asocia con un tiempo de paz y progreso, y es ese contraste lo que juega un papel crucial en la narrativa de Clair Obscur.

Al salir de la seguridad de Lumiére hacia un continente lleno de monstruos, la estética Belle Époque casi desaparece, y los personajes se enfrentan a un entorno apocalíptico. La ausencia de este trasfondo puede ser intencionada, reflejando la pérdida de la paz y el progreso que caracteriza a la Belle Époque. Mientras los personajes como Gustave y Maelle se adentran más en este mundo desolado, las pruebas que enfrentan les hacen perder de vista las razones que los llevaron a embarcarse en la misión; todo lo que les queda es la esperanza de alcanzar lo que perdieron.

A medida que avanza la historia, se revela que el mundo de Clair Obscur es, en sí mismo, una ficción creada por la Pintora, tratando de encontrar consuelo en su dolor tras la pérdida de su hijo. Así, el uso de la estética Belle Époque no busca evocar el mito del optimismo histórico, sino más bien las tragedias que dieron lugar a su creación. Este periodo, aunque idealizado como un tiempo de prosperidad, estaba también marcado por una profunda desigualdad y el sufrimiento de muchos.

A lo largo de la partida, la realidad de Lumiére se convierte en una condena debido a la incapacidad de la Pintora de liberar su duelo, lo que transforma su nostalgia en un infierno viviente. Las imágenes de violencia y muerte, que evocan las secuelas de la Primera Guerra Mundial, se entrelazan con el contraste de una era supuestamente hermosa.

Clair Obscur nos invita a reflexionar sobre la necesidad de la esperanza, incluso ante el dolor, advirtiéndonos sobre los peligros de aferrarse a recuerdos idealizados del pasado. Este juego destaca cómo la Belle Époque está impregnada de realidades complejas, lo que incita a cuestionar las mitologías que construimos. En última instancia, el mensaje de Clair Obscur es un llamado a avanzar desde ficciones nostálgicas, manteniendo la esperanza para el futuro.