
Antes de permitir que la IA acceda a tus datos personales, reflexiona bien por motivos de privacidad y seguridad.
Los chatbots, asistentes y agentes de inteligencia artificial están solicitando cada vez más acceso amplio a tus datos personales, justificando esta necesidad como esencial para su funcionamiento.
La inteligencia artificial está siendo integrada en casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, desde teléfonos y aplicaciones hasta motores de búsqueda y hasta en restaurantes de comida rápida. La llegada de navegadores web con asistentes de IA y chatbots evidencia un cambio significativo en la forma en que la gente utiliza Internet para buscar y consumir información, un cambio que ha ocurrido en solo unos años.
Sin embargo, las herramientas de IA están pidiendo acceso a niveles alarmantes de datos personales bajo la premisa de que esto es necesario para su funcionamiento. Este tipo de solicitud no es normal, ni debería serlo. Hace poco tiempo, era comprensible cuestionar por qué una aplicación aparentemente inofensiva, como una linterna o una calculadora gratuita, solicitaría acceso a contactos, fotos o incluso a tu ubicación en tiempo real. Aunque no necesiten esos datos para operar, muchos desarrolladores las piden si piensan que pueden obtener beneficios al monetizar la información personal del usuario.
Un ejemplo actual es el navegador web impulsado por IA llamado Comet, desarrollado por Perplexity. Este navegador permite a los usuarios obtener respuestas a través de un motor de búsqueda integrado y automatizar tareas rutinarias, como resumir correos electrónicos y eventos del calendario. En una prueba reciente, se descubrió que al solicitar acceso al Google Calendar de un usuario, Comet pide un amplio rango de permisos para la cuenta de Google del usuario, que incluye gestionar borradores y enviar correos, descargar contactos, ver y editar eventos en todos los calendarios y, potencialmente, acceder a todo el directorio de empleados de una empresa.
Perplexity argumenta que gran parte de este dato se almacena localmente en el dispositivo del usuario, pero esto no impide que la compañía reciba permisos para acceder y utilizar la información personal, incluso para mejorar sus modelos de IA para otros usuarios. No es la única que busca este tipo de acceso; hay una tendencia en aplicaciones de IA que prometen ahorrar tiempo al transcribir llamadas o reuniones laborales, pero que requieren acceso a conversaciones privadas en tiempo real, calendarios, contactos y más.
Meta también ha estado explorando los límites de acceso que pueden solicitar sus aplicaciones de IA, incluida la posibilidad de acceder a fotos almacenadas en la galería de un usuario que aún no han sido subidas. Meredith Whittaker, presidenta de Signal, comparó el uso de agentes y asistentes de IA como “poner tu cerebro en un frasco”. Según Whittaker, algunos productos de IA pueden prometer realizar tareas cotidianas e insignificantes, como reservar una mesa en un restaurante o comprar boletos para un concierto. Sin embargo, para llevar a cabo estas acciones, la IA requerirá permiso para abrir el navegador, lo cual puede conceder acceso a tus contraseñas almacenadas, marcadores e historial de navegación, además de una tarjeta de crédito para completar la reserva y acceso a tus contactos para compartir la información.
Los riesgos de seguridad y privacidad que conlleva el uso de asistentes de IA son serios. Al otorgar acceso, se está entregando instantáneamente una instantánea de información personal muy sensible, que incluye mensajes, correos y entradas de calendario hasta de hace años. Todo esto en nombre de realizar una tarea que supuestamente ahorra tiempo, o como indicó Whittaker, evita tener que pensar activamente en ello. Además, se le otorga a la IA la autoridad para actuar en tu nombre, lo que requiere un alto grado de confianza en una tecnología que puede cometer errores o crear información incorrecta.
Utilizar IA también implica confiar en las compañías lucrativas que desarrollan estos productos, las cuales dependen de tus datos para mejorar el rendimiento de sus modelos de IA. Cuando surgen problemas —y ocurren frecuentemente— es común que los empleados de estas compañías revisen tus solicitudes privadas para detectar errores. Desde un punto de vista de seguridad y privacidad, hacer un análisis costo-beneficio de conectar la IA a tus datos más personales sugiere que no vale la pena renunciar a esa información sensible. Cualquier aplicación de IA que demande niveles tan altos de permisos debería encender tus alarmas, similar a una aplicación de linterna que quiere conocer tu ubicación en todo momento. Reflexiona si lo que obtienes a cambio realmente justifica la entrega de tanta información personal.